"Después de dos décadas de fuerte crecimiento anual", las energías renovables a nivel global parecen dar signos claros de estancamiento. Esas son las conclusiones de un informe (basado en datos provisionales) de nada menos que la Agencia Internacional de la Energía. De ser cierto, estaríamos ante una malísima noticia cuyas consecuencias no están del todo claras. ¿De verdad se han estancado las renovables?
Provisional, pero preocupante
El informe Según el análisis de la AIE, el mundo añadió el año pasado a su parque global de generación de energía, 180 gigavatios de nueva potencia en renovables. Esto sería la suma de todas las instalaciones nuevas de eólica, fotovoltaica, hidráulica, termosolar, geotérmica y un largo etcétera que se pusieron en marcha en 2018. Esta potencia equivale aproximadamente a la potencia instalada en 2017, cuando tendría que estar cerca de los 300 gigavatios. Los resultados son demoledores.
Hay más malas noticias. Según la Agencia (aunque esto es algo que ya sabíamos), las emisiones globales de gases de efecto invernadero crecieron el año pasado un 1,7%, "hasta alcanzar el histórico listón de las 33 gigatoneladas". Si combinamos ambas noticias, vemos que el crecimiento relativo del consumo de energía renovable (en torno al 7%) no puede compensar un crecimiento que nos aleja de los objetivos de los Acuerdos de París.
Datos aún preliminares. Por lo tanto, hay que tomárselos con cautela. Otros análisis dejan algo de margen de maniobra: Bloomberg NEF cree que con los datos definitivos es viable incluso un aumento del 10% en la potencia solar instalada. Y otros analistas señalan que, si se eliminan la energía hidroeléctrica del informe, se puede percibir un pequeño aumento en el resto de fuentes de energía. Sea como sea, en el mejor de los casos parece que el ralentizamiento está asegurado.
¿Un simple estornudo o un resfriado? Los expertos no saben muy bien cuál es el problema. Muchos de las grandes bajadas se deben a China (que se incorporaron 77 gigavatios de solar por los 82 de 2017) e India (14 por 15 del año anterior). Esto se puede entender como una consecuencia de los cambios en las políticas de estos países. China, por ejemplo, recortó drásticamente los subsidios a la energía solar durante 2018.
Por eso, la cuestión ahora es si es solo un ligero traspiés en la transición hacia modelos de instalación menos subsidiados (algo que era cuestión de tiempo en la medida que las renovables se hacen cada vez más rentables) o es el comienzo de un estancamiento a largo plazo que complicaría mucho los esfuerzos contra el cambio climático.
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