El transporte y la generación de electricidad están cambiando, pero las petroleras siguen invirtiendo millones en extracción
Se avecina una sobreproducción de petróleo "sin precedentes", advierte la Agencia Internacional de la Energía
La Agencia Internacional de la Energía (IEA) ha lanzado una advertencia contundente: se avecina una sobreproducción de petróleo "sin precedentes" que requerirá importantes ajustes en la industria energética.
Exceso de petróleo. A pesar de todas las decisiones que han tomado los países del mundo para avanzar hacia la neutralidad de carbono, los productores de petróleo siguen invirtiendo millones de dólares en mejorar su capacidad de extracción.
Se espera que este desajuste entre la oferta y la demanda resulta en un exceso descomunal de petróleo para 2030, según el último informe de la IEA. Ocho millones de barriles de petróleo al día se quedarán sin vender.
Cómo llegaremos a ese punto. La adopción masiva de vehículos eléctricos está transformando el panorama mundial del transporte. Uno de cada cinco coches vendidos es eléctrico o híbrido enchufable. En 2018, la cuota era 10 veces menor, de apenas el 2%.
Este cambio en el parque global de vehículos se traduce en una menor demanda de gasolina y diésel, lo que reducirá la necesidad de petróleo.
Por otro lado, la generación de electricidad también está cambiando. Países de Oriente Medio que tradicionalmente usaban grandes cantidades de petróleo para generar energía, como Arabia Saudí, están virando a fuentes de energía renovables o gas natural.
El golpe de gracia de China. El informe de la IEA también señala la desaceleración económica de China como factor fundamental en la prevista caída de la demanda del crudo.
La economía china no está ni por asomo en una crisis, pero se espera que pase de un crecimiento del 6% a uno ligeramente más modesto del 4%, lo que puede tener consecuencias significativas para el sector, ya que China es el mayor importador de petróleo del mundo.
Consecuencias geopolíticas. Un exceso en la oferta de petróleo desplomaría los precios, debilitando el poder económico de los países de Oriente Medio.
La abundancia de petróleo forzaría a los productores a reducir su actividad, cerrando refinerías en las que están afectados miles de empleos y las economías de regiones enteras dedicadas a esta industria.
También Estados Unidos tendría que hacer ajustes tras emerger como el mayor productor de petróleo de esquisto (shale oil) gracias al imperio del fracking.
El medio ambiente pide cambio. El consumo de petróleo aumentará ligeramente hasta los 105,4 millones de barriles diarios para 2030, proyecta la IEA. La producción, en cambio, alcanzará los 113,8 millones de barriles al día.
Esta sobreproducción no solo tiene consecuencias económicas: exacerba las emisiones de gases de efecto invernadero que el mundo está intentando reducir. La industria del petróleo tiene el tiempo contado para adaptarse al cambio inevitable de paradigma.
Imagen | Jan-Rune Smenes Reite (Pexels)
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