La subasta de renovables ha sido un fracaso: cómo funciona y qué implica que no se haya adjudicado ni el 1,5%

Enrique Pérez

Editor Senior - Tech

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La última subasta de renovables ha sido un auténtico desastre. De los 3.300 MW de energía eólica y solar, únicamente se han adjudicado 45,5 MW, según describe la resolución del Ministerio para la Transición Ecológica. Esto supone menos del 1,5% ofertado, lo que es un resultado muy bajo en comparación con lo esperado. ¿Qué ha ocurrido? ¿Significa esto que en España nadie ha apostado por las renovables para los próximos años? No tan rápido.

Ninguna de las grandes energéticas ha acudido. Las únicas dos empresas que han comprado energía en esta subasta han sido Elawan y Nearco Renovables. Y las dos han apostado por la energía eólica terrestre. 20 MW para la primera y 25,5 MW para la segunda. El resto de compañías energéticas han optado por no acudir, dejando el mercado prácticamente en el aire.

Naturgy e Iberdrola se presentaron al proceso, pero no se han llevado nada. Tampoco acudieron Endesa, Acciona o Repsol. El sector energético vive momentos de tensión y el resultado es que todas estas empresas han ofertado por encima del precio marcado por el ministerio: de 45,12 euros el megavatio hora. Elawan ha pagado por la eólica 39,88 €/MWh, mientras que Nearco ha rondado los 45€/MWh.

Cómo funcionan estas subastas. Desde 2013, España cuenta con un sistema público de incentivo de inversión en energías renovables. Es lo que se conoce como las subastas y se trata de un acto donde el gobierno pone a la venta potencia instalada. Aquí el Ministerio para la Transición Ecológica (anteriormente conocido como Ministerio de Energía) determina cuánta potencia es viable subvencionar y adjudicar.

Cada postor ofrece un precio sin conocer el de los demás. Ese precio es un pacto. Las empresas energéticas se comprometen a invertir en los MW adjudicados a cambio de que el Gobierno les pague ese precio en €/MWh. Sin embargo, este precio no solo corresponde a la oferta y la demanda, ya que el Gobierno establece un marco de referencia.

Las cuentas no cuadran con 45 €/MWh. El Ministerio ha marcado un tope de 45€/MWh porque ha considerado que cualquier precio por encima de esto perjudicaría al consumidor. El caso es que prácticamente todas las empresas han considerado que este número es muy bajo y no les sale rentable comprometerse. Y es que hay que tener en cuenta que este precio acordado es el que cobrarán por lo que generan sus plantas durante mucho tiempo, 12 años en el caso de la eólica y la fotovoltaica.

"La energía limpia ya no será tan barata", apuntan fuentes del sector a Cinco Días. La situación económica pasa factura y el coste de instalación de la energía eólica o solar ha subido mucho debido a la inflación general. Las grandes empresas han optado por no comprometerse con unos precios que podrían ser más bajos de lo que les costaría.

Nada que ver con 2021. Ha sido la cuarta subasta de energías renovables dentro del REER. En 2021, para la fotovoltaica y la eólica se adjudicaron unos 3.000 MW para cada una. Como vemos, la última subasta ha sido un desastre. Incluso peor que la anterior, que se realizó en octubre, donde únicamente se adjudicaron 177 MW, de un total de 520 MW.

La inversión de 2.900 millones de euros tendrá que esperar. El Gobierno se ha comprometido a instalar 60 GW de potencia renovable antes de 2030. Pero con subastas como la de esta semana lo tendrá complicado. La adjudicación de los 3.300 MW habría supuesto una inversión de 2.900 millones de euros en energía renovable, pero el bajo precio no ha atraído a ninguna gran energética.

Esperando que la próxima vaya mejor. A raíz de los resultados, la ministra Teresa Ribera ha pedido "tranquilidad" y anticipa que "habrá más subastas y en ellas es seguro que hay una participación mayor".

El sistema de subastas está pensado a largo plazo (al menos una década), por lo que todavía hay margen para que toda esta energía renovable se acabe instalando. O bien cambian los precios ofertados o cambia la situación económica. Y no está claro que esto vaya a ocurrir.

Imagen | Bastian Pudill

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