El viejo radiador se resiste a morir: qué le espera a las calderas de gas ahora que la UE quiere eliminarlas

  • Europa ha acordado que a partir de 2030 no habrá calderas de gas en los nuevos edificios

  • En vez de prohibirlas, el primer paso es eliminar las ayudas a su instalación para favorecer las bombas de calor

Radiadores
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Enrique Pérez

Editor Senior - Tech

Editor especializado en tecnología de consumo y sociedad de la información. Estudié física, pero desde hace más de diez años me dedico a escribir sobre tecnología, imagen y sonido, economía digital, legislación y protección de datos. Interesado en aquellos proyectos que buscan mejorar la sociedad y democratizar el acceso a la tecnología. LinkedIn

La Unión Europea lo ha dejado claro: no quiere calderas de gas a partir de 2035. Y para conseguirlo, va a empezar a aplicar medidas desde el próximo 1 de enero de 2024. Es el fin de las calderas de gas y los radiadores tradicionales tal y como los conocemos. Sin embargo, España es un país donde su uso todavía es mayoritario. Más ahora que llega el frío y han empezado a encenderse en muchos hogares.

¿Qué va a pasar entonces con estas calderas de gas? ¿Cómo nos afecta si tenemos un sistema de calefacción así en nuestra casa? Aquí os explicamos qué se ha aprobado, cómo nos afecta y qué defienden desde el sector profesional.

El fin de las calderas de gas

Los acuerdos establecidos en la Comisión Europea y el Parlamento Europeo establecen que se buscará descarbonizar nuestros hogares. Y eso implica deshacerse de los sistemas energéticos que emiten CO2. Inicialmente se estableció la fecha de 2035 como punto en el que se prohibirán las calderas de gas en los edificios, pero finalmente se ha alargado hasta 2040 como la fecha límite.

Si bien, la eliminación del gas va a ser progresiva. Diez años antes, en 2030, es la fecha límite para las calderas de gas en edificios nuevos. Algo antes, en 2028, es la fecha límite para los edificios de las administraciones públicas.

En 2025 se establece el límite de las subvenciones para la instalación de calderas de gas en cualquier tipo de edificio. Es decir, no se prohíben pero sí está cerca el fin de las ayudas a su instalación.

El objetivo de la Comisión Europea era adelantar estas fechas, pero se ha dado algo más de margen para poder afrontar el cambio. Uno de los sistemas que se quiere impulsar es la aerotermia y las bombas de calor, pero en países como España su uso sigue siendo minoritario y menos del 10% de las casas lo tienen instalado.

Tienen un problema de eficiencia

La comparativa de las calderas de gas con la aerotermia no deja lugar a dudas. "En la UE, la calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria son responsables del 80% de la energía que consumen los hogares", explican desde la Unión Europea. Mientras que con las bombas de calor es posible generar entre 3 y 4 kWh por cada kWh de electricidad, con las calderas de gas más eficientes nos quedamos por debajo del 1,1 en el ratio. Esto implica que el gas requiere de mucha más energía para ofrecer el mismo resultado.

La principal ventaja de las calderas de gas es que su instalación es considerablemente más económica que las bombas de calor. El precio de inicio es un factor limitante. Y por ello la Unión Europea quiere atajar la desviación quitando las ayudas a las calderas de gas, para que la diferencia de precio no sea tan alta.

Hay otro factor que influye en la apuesta por un sistema u otro: el precio del gas. Debido a la guerra de Ucrania, Europa ha experimento unos precios del gas muy altos. Eso ha impulsado la adopción de medidas como la de apostar por las bombas de calor. Si bien, actualmente el precio del gas cotiza por debajo de los 35 euros. Esto es, a mínimos de los últimos dos años y a un nivel equiparable a antes de la invasión rusa. Aún así, el gas sigue siendo una fuente de emisiones y la Unión Europea está decidida a apostar por alternativas más ecológicas en el largo plazo.

Calderas Gas Ue

El gas sigue teniendo mucho peso en España

Europa ha establecido su calendario, pero ahora deberá ser cada Estado miembro quien marque su propio plan de adopción. Y en particular, España es uno de los países donde las calderas de gas están entre un mayor porcentaje de la población.

"Fiarlo todo a las bombas de calor va en contra de la idea de una transición justa, al resultar económicamente poco realista para muchas familias", explican desde Sedigas, la Asociación Española del gas.

En España todavía no hay una legislación que busque prohibir las calderas de gas, pero sí es cierto que poco a poco las Comunidades Autónomas han dejado de conceder las ayudas a su instalación. No ocurre así en la Comunidad de Madrid, donde el gobierno regional todavía mantiene un plan de 5,2 millones de euros para renovar unas 15.000 calderas de gas.

Las alternativas que no llegan

El nuevo acuerdo busca extender el uso de las placas solares en los edificios. A partir de 2030, todos los nuevos edificios deberán incorporar energía solar. Mientras que a partir de 2031, todos los edificios existentes con un área de más de 250 metros cuadrados deberán tener paneles solares. Sobre la aerotermia no se ha creado una obligación, pero sí se presenta como una de las alternativas que más encajan con lo que busca Europa.

Para sustituir los radiadores de gas por aerotermia hace falta una instalación costosa. En caso de querer cambiarlos de cero, el coste aproximado se sitúa en unos 2.000 euros para los sistemas más económicos. Pero si queremos mantener los radiadores que ya tenemos, debemos instalar una aerotermia de alta temperatura. Su coste se dispara por encima de los 10.000 euros. Una inversión considerable para adaptar la calefacción de nuestra casa, pero donde, como suele ocurrir con las energías renovables, la inversión se recupera a lo largo de los años.

Imagen | Yutaka Seki

En Xataka | La aerotermia ha llegado para quedarse: cómo funcionan las bombas de calor que van a jubilar a las calderas de gas

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