Este mes, Spotify cumple cinco años en España. Parece que fue ayer, pero la vida de este servicio de música en streaming que hoy es una referencia ya ha tenido una trayectoria muy intensa. Aunque todo empezó hace nuevo años.
Esta semana nos hemos reunido con Javier Gayoso, director de Spotify España. En sus oficinas en Madrid, hemos hablado del presente, el futuro y Spotify Connect como plataforma de futuro para integrarse en todos los sitios. Hecha la introducción, vamos con las preguntas.
Los cinco años de vida de Spotify han sido bastante intensos. Desde vuestra experiencia: ¿se trata un servicio de música en streaming per se o de un cambio de consumo donde no sólo está implicado el formato sino también el dónde (soportes) y la forma de retribución para los artistas?
Javier: Para nosotros es una revolución. Hemos cambiado el modelo de concebir el consumo de la música hasta en momento en el que nació. Se habían hecho tentativas pero nosotros somos la referencia por un lado al modelo freemium, donde creo que recae todo esto. Además, la diferencia entre el derecho a usar la música y la propiedad de ésta. Siempre digo que la gran ventaja del freemium son las alternativas, puedes elegir entre pagar o probar sin pagar. Luego tenemos otros extras como crear listas de reproducción o descubrir nuevos grupos si no somos expertos musicales.
Nos encontramos en una situación donde la venta física de música estaba muy penalizada por la piratería. Nosotros con esta revolución nos planteamos otro sistema: proveerles una vía de dinero ofreciendo un servicio de calidad y legal, bien con la publicidad o con las modalidades de pago.
Muchas veces se ha criticado a Spotify por no dar suficientes beneficios a los artistas. De hecho, algunos han decidido abandonar el barco. ¿Hay que ser una superestrella para ganar dinero con la reproducción en streaming? ¿O es más bien un modelo de promoción para conseguir ingresos por otras vías?
Javier: Nos gustaría explicar previamente cómo funciona el modelo ya que a veces por la falta de información se pueden producir juicios de valor poco precisos. Nuestros ingresos vienen de dos pilares: el free con la publicidad y por otro el pago por suscripción. Del total que ingresamos, el 70% revierte en las discográficas y los diferentes sellos, con el 30% restante sobrevivimos nosotros. Luego, alcanzamos los acuerdos con las discográficas. Nunca entramos en lo que ellas retribuyen directamente a los artistas. No es un problema nuestro, nosotros no retribuimos a los artistas.
Desde el punto de vista tecnológico: habéis saltado de los ordenadores a los dispositivos móviles y hace poco a ciertos modelos de altavoces. ¿Cuál es la próxima ventana?
Javier: No solemos desvelar las siguientes ventanas para que nadie nos copie. Es un territorio muy competido, la música y la tecnología. Siempre estamos desarrollando nuevos modelos como los que hemos hecho hasta ahora. Procuramos que nuestro producto sea excelente para que la competencia no nos gane la partida. No podemos desvelar nada pero os podemos asegurar que dentro de poco habrá novedades muy interesantes.
En algunos estudios se ha relacionado el éxito de servicios gratuitos de música en streaming como Spotify con la caída de la piratería de ésta. ¿Al final la piratería será sólo un reducto para quienes busquen música sin apenas pérdidas o para encontrar los discos con las discográficas con las que no llegáis a acuerdos?
Javier: No sé si va a llegar el fin de la piratería. Si tenemos un buen producto, o varios, a un buen precio con un catálogo amplio no debería existir la piratería. De por sí, no aporta ningún tipo de beneficio a la industria. La música que todavía no está en Spotify es una lástima. Es un proceso complicado pero poco a poco vamos engrosando el catálogo para tener todo lo disponible. Se trata de crear un modelo en el que todos los artistas quieran estar con nosotros.
Hablando de acuerdos comerciales. ¿Cómo de difícil resulta negociar poner la música en streaming? ¿Sois vosotros quienes vais a los artistas y las discográficas o son ellos los que van a vosotros?
Javier: Nosotros llegamos a acuerdos con las principales majors. Luego vamos alcanzando acuerdos con sellos menores y distribuidoras digitales. Dependiendo de qué país, tenemos un orden de 20 millones de canciones, el más amplio a nivel mundial. Si nos han contactando o hemos sido nosotros no lo sé. Lo importante es que las dos partes se pongan de acuerdo y el catálogo se suba a Spotify.
Se trata de crear un modelo en el que todos los artistas quieran estar con nosotros.
Resulta imposible no establecer comparativas entre vosotros y otros servicios de contenidos bajo demanda por suscripción o de forma gratuita con publicidad. ¿Sentís que tenéis más facilidad a la hora de negociar que otras industrias como el cine, las series o incluso los libros?
Javier: No soy un experto en otros sectores pero he coincidido con directores generales de empresas que trabajan con vídeo en alquiler o libros. Cada uno cuenta sus penas y cómo les va: el sector del cine es, quizás, más complicado porque está más atomizado. Nosotros antes de salir en 2008 surgió con cuatro años de anticipación y costó muchísimo trabajo. Convencer desde 2004 a empresas como Sony para tener todo su catálogo en un servicio de música en streaming. Ocho o diez años es mucho tiempo, hoy nos parece normal pero hace tanto tiempo resultaba impensable.
Ahora mismo el modelo de reproducción de Spotify pivota entre empujar los contenidos (las radios) y que los usuarios tiren de ellos (el streaming). ¿Veremos en el futuro streaming de conciertos en directo?
Javier: Hemos hecho alguna cosa con anunciantes. No proveiendo contenido pero cuando una marca nos ha pedido retransmitirlo lo hemos hecho, en directo o en diferido. Aquí en la oficina también hemos organizado pequeños conciertos con los grupos de las diferentes discográficas.
Como te decía antes, no podemos dar más datos sobre desarrollo de las próximas operaciones.
Netflix ha producido unas cuantas series y ha obtenido críticas realmente buenas, como House of Cards. Ahora mismo parece que el negocio de Spotify pasa por la reproducción de música pero ¿puede que un día también os convirtáis en un sello discográfico?
Javier: Es una posibilidad interesante pero en este mundo nunca puedes decir sí o no. Son productos muy jóvenes, tú tienes una visión muy clara y por determinadas circunstancias tienes que cambiar. Dicho esto, en Spotify ya hemos servido en algunos países como mecenas de algunos talent show o directamente desde la compañía. ¿Por qué no ayudar a la música? Es lo que nos da de comer pero no creo que nuestro afán sea convertirnos en una discográficas. Las que hay lo hacen muy bien, nosotros somos el altavoz.
La gente no va a dejar de escuchar música pero con la tecnología han demostrado ser un sector promiscuo donde es difícil conseguir la fidelidad. ¿Cómo vais a seguir fidelizando a un público que en cualquier momento puede saltar a otra plataforma?
Javier: Son infieles por naturaleza, eso es cierto. Somos conscientes de los niveles de obsolencia que hay en el mundo de la tecnología. Para nosotros es un gran estímulo para ofrecer un mejor servicio, detrás hay muchas empresas y queremos ir siempre por delante. No queremos que nadie nos adelante.
A día de hoy, grandes empresas como Amazon, Apple, Google o Sony se han metido también en el modelo de la música en streaming. Ellos, además de su gran tamaño tienen la ventaja de tener un ecosistema de dispositivos físicos en los que integrarlo para que el usuario los tenga a mano. ¿Cómo competís ante semejante escenario?
Javier: Es un territorio muy competido pero muy divertido. Que grandes empresas empiecen a mirar hacia nuestro modelo nos llena de orgullo y satisfacción. Nos alegra haber abierto una senda donde los gigantes vienen a nosotros y abandonan, aparentemente, los modelos de negocio que tenían antes. Se trata de saber que compites con monstruos, en vez de desanimarte sirve como motivación para ser siempre el mejor en lo tuyo. Para nosotros es un desafío y se nos compara en otros sectores: el Spotify de los vídeos, de los libros…
En Suecia, palabras como Spotify se están convirtiendo en verbos como en España cuando usamos Google para indicar a alguien que hace una búsqueda. Que estemos aquí, cinco años más tarde, preguntándonos por qué los grandes siguen nuestro modelo significa que no estamos haciendo las cosas tan bien.
Hace tiempo llegasteis a un acuerdo con Volvo y Ford para introducir Spotify de serie en algunos coches. Últimamente se habla mucho de la conectividad en el coche. ¿Creéis que los fabricantes de coches se pondrán de acuerdo para adoptar una plataforma universal para desarrollar una única aplicación o bien habrá que ir adaptándola según cada marca? Otra posibilidad es que al final todo quede en conectar el smartphone a los altavoces mediante bluetooth.
Javier: Nosotros somos conscientes de la falta de hegemonía de un único sistema. Para nosotros es multiplicar el trabajo por tantos sistemas hay. Recientemente hemos desarrollado Spotify Connect para integrarlo en diferentes marcas de altavoces y es posible que acabe en otros dispositivos. De este modo, nos saltamos la falta de estandarización y con este chip, independientemente del dispositivo, tengamos Spotify siempre actualizando y podamos escuchar música.
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