La segunda etapa de un Falcon 9 de SpaceX fue sospechosa del impacto que creó un doble cráter en la Luna
Era en realidad un cohete chino que, según China, se había quemado en la atmósfera terrestre años atrás
Elon Musk no es ajeno a las polémicas de alcance mundial, pero del revuelo que se formó en 2022 antes de que un cohete impactara en la cara oculta de la Luna ha quedado completamente exonerado.
El 4 de marzo de aquel año, un cohete sin identificar se estrelló en el extremo occidental de la cara oculta de la Luna, creando un doble cráter de 29 metros de diámetro en el impacto. Inicialmente, se determinó que era la segunda etapa del cohete Falcon 9 que había lanzado la misión DSCOVR en 2015.
DSCOVR fue la primera misión interplanetaria de SpaceX. Lanzada el 11 de febrero de 2015, puso en el punto L1 de Lagrange, a más de un millón de kilómetros de la Tierra, el observatorio climático del mismo nombre, operado por NOAA.
Para lograr una inserción exitosa de DSCOVR, la segunda etapa del cohete Falcon 9 tuvo que alcanzar una altitud récord. Como resultado, se quedó sin combustible para regresar a la atmósfera de la Tierra y sin energía cinética para escapar de la gravedad del sistema Tierra-Luna.
En los años siguientes, el cohete siguió una trayectoria errática que llevó a los astrónomos a predecir su impacto con la Luna. La polémica saltó en enero de 2022, cuando dos reputados científicos estadounidenses (Bill Gray, que escribió el software Project Pluto para rastrear objetos cercanos a la Tierra, y Jonathan McDowell, astrofísico del Centro Harvard-Smithsonian) predijeron que la segunda etapa del Falcon 9 se estrellaría con la Luna el 4 de marzo de 2022.
Aunque los cálculos eran correctos (un cohete terminó impactando en la cara oculta de la Luna el 4 de marzo), el objeto que estaban observando había sido identificado erróneamente. No era un Falcon 9, sino una etapa de cohete china.
Un cráter firmado por China, no por SpaceX
En febrero de 2022, un mes antes del impacto, Jon Giorgini del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA escribió a Bill Gray para decirle que el objeto que estaban siguiendo no era el cohete de la misión DSCOVR. La NASA tenía localizado el Falcon 9 de SpaceX, y no estaba en una trayectoria cercana a la Luna. Entonces, ¿qué demonios era aquel objeto?
Asumiendo que fuera de origen artificial y no natural porque estaba orbitando la Tierra en lugar del Sol, Gray repasó los lanzamientos previos a marzo de 2015 hasta encontrar uno que encajase. Uno encajó: la misión china Chang'e 5-T1.
Chang'e 5-T1 fue lanzada el 23 de octubre de 2014 para probar una cápsula de reentrada, precursora de la misión Chang'e 5 de 2020 con la que China logró traer a la Tierra sus primeras muestras de suelo lunar.
El objeto que impactaría el 4 de marzo en la cara oculta de la Luna era probablemente 2014-065B, la tercera etapa de un cohete chino Larga Marcha 3 que había desplegado la cápsula de la misión Chang'e 5-T1 siete años atrás.
¿Cómo podían estar seguros esta vez? Jonathan McDowell comparó elementos orbitales del cohete con un cubesat que había seguido el mismo viaje, y la coincidencia fue muy cercana. No obstante, las etapas superiores de un cohete pueden cambiar de órbita y hacer cosas extrañas cuando tienen restos de combustible en su interior, por lo que nadie estuvo del todo seguro.
Hasta que, a finales del año pasado, la revista Planetary Science Journal publicó un estudio dirigido por la Universidad de Arizona que corroborara su origen. Los investigadores analizaron la composición y trayectoria del objeto y confirmaron que tenía más de cohete chino que de Falcon 9.
Estudiando cómo la luz se había reflejado en la superficie del objeto a medida que se movió por el espacio, los investigadores determinaron que se trataba de una etapa de cohete de la misión Chang'e 5-T1 y no de una segunda etapa del cohete Falcon 9, aunque la agencia espacial china afirmara que su lanzador se había quemado en la atmósfera terrestre años atrás.
Según el estudio, el objeto se asemejaba a una mancuerna, con dos grandes masas en cada extremo, lo que dio como resultado el doble cráter de impacto. Una de las masas eran los dos motores de 1.090 kilogramos sin combustible, mientras que el otro extremo era lo que daba al cohete su estabilidad, una estructura de soporte o algún tipo de instrumento adicional. Fue la primera vez que los astrónomos observaron un cráter doble.
A pesar de la polémica, no fue ni la primera ni la última vez que una nave humana se ha estrellado en la Luna. Podría haber incluso tardígrados viviendo en la Luna, en el improbable caso de que sobrevivieran al impacto de la nave israelí Beresheet en 2019. Diez años antes, la NASA llegó a estrellar un cohete de forma intencionada contra la Luna para estudiar el material que saldría disparado con la explosión. La diferencia es que la NASA no intentó ocultarlo al resto del mundo.
Imagen | SpaceX
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