Hace 66 millones de años, un asteroide impactó la Tierra liberando una energía equivalente a 10.000 millones de bombas de Hiroshima. Ese fue un verdadero momento estelar en la historia de nuestro planeta: tres cuartas partes de las especies de animales y plantas desaparecieron. Incluidos los dinosaurios.
El asteroide de Chicxulub (llamado así por el poblado maya cercano al centro del cráter de 180 kilómetros que creó) ha sido una de las grandes preguntas de la geofísica reciente. Ahora, gracias a los avances de los modelos de impacto, un grupo de científicos tiene una imagen mucho más precisa de la destrucción climática que provocó aquel asteroide.
Un cambio súbito y radical
Según los datos publicados en Geophysical Research Letters, es posible que el asteroide liberara mucho más azufre a la atmósfera de lo que creíamos y eso produjo un cambio climático brutal. En serio, 'brutal'. No es clickbait.
Las mejoras de nuestros modelos de impacto arrojan que Chicxulub vertió más de 300.000 millones de toneladas de azufre al cielo, algo que habría reducido las temperaturas mundiales por debajo de cero durante años y habría alterado las dinámicas de océano durante siglos. Ante este escenario abrupto y radical, la pérdida del 75% de las especies es casi una buena noticia.
Cuando miles de millones de toneladas de roca que se desvanecen
Es cierto, no es una novedad en sentido estricto: la idea de un "invierno planetario" como detonante de la extinción de los dinosaurios siempre ha estado ahí durante las últimas décadas. Sin embargo, ahora sabemos lo que ocurrió con mucho mayor detalle.
Para ello, el equipo combinado del Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson y el Imperial College London ha pasado varias semanas haciendo estudios geológicos en pleno cráter. Según sus conclusiones, el asteroide de 12 kilómetros de ancho se acercó desde el noreste golpeando con una inclinación de 60 grados (y a una velocidad de 18 km/s) lo que era un mar poco profundo. El resultado fue un cráter de 30 kilómetros de profundidad.
Eso hizo que miles de miles de millones de toneladas de roca fueran vaporizadas casi al instante. Como mencionaba arriba, hablamos aproximadamente de unos 325.000 millones de toneladas de azufre y unos 425.000 millones de toneladas de dióxido de carbono. El CO2, como bien sabemos, pudo tener un impacto climático a medio y largo plazo, pero esa cantidad de azufre en la atmósfera conllevaría un cambio súbito que enfriaría el mundo a nivel global: el invierno planetario.
Postales de la quinta extinción
Es importante tener en cuenta que la evolución de estos modelos de impacto está siendo muy rápida. El año pasado, otro grupo daba cifras de azufre mucho menores (10 Gt de azufre y 1400 de dióxido de carbono) y hace cuarenta años, cuando se empezó a estudiar el cráter, ni siquiera se pudo demostrar que era fruto de un impacto.
Es decir, aún nos queda mucho por aprender de ese evento crucial. No obstante, también hemos avanzado muchísimo y nuestro nivel de detalle es sorprendente si tenemos en cuenta lo que sabíamos hace sólo un puñado de años. Estos datos nos darán una perspectiva inmejorable para estudiar la quinta gran extinción del planeta ahora que nos enfrentamos a lo que seguramente sea la sexta.
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