No faltan ganas a la hora de plantearse nuevos destinos en el espacio, cada vez más lejanos, pero aunque tecnológicamente pueda ser viable el espacio no deja de ponérnoslo difícil. Cada vez se conocen mejor los efectos de las condiciones espaciales en equipos y trabajadores, y un nuevo estudio revela que a los astronautas del futuro les esperan dosis de radiación cada vez mayores.
A esto han llegado los investigadores del Centro de Ciencias Espaciales de la Universidad de New Hampshire que estudian la dosis de radiación desde hace más de tres años, tirando de la información que suministra el telescopio CRaTER del Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) entre otros instrumentos. Pero los últimos hallazgos superan lo que habían previsto, en este caso para lanzarnos un mensaje de advertencia de cara a las futuras misiones espaciales.
La exploración espacial se endurece con lo años
De hecho, no hace mucho recordábamos y nos actualizábamos sobre las conclusiones que aún están sacándose del que puede ser uno de los estudios más útiles para determinar la influencia de las condiciones espaciales sobre el organismo: el de los gemelos astronautas, Scott y Mark Kelly. Ahí repasábamos lo que se va viendo que causa la microgravedad y el resto de condiciones que hay en el espacio exterior, habiendo cambios de permanencia relativa según el caso.
En cuanto a las radiaciones que se reciben en el espacio vimos, por ejemplo, que se ven afectados los mecanismos de reparación del ADN, los telómeros y que pueden haber daños en dicha molécula. Y lo que se ha visto en este reciente estudio de los investigadores de este centro es que las radiaciones tendrían un efecto mayor del que se había pensado, tanto para los astronautas como para los vehículos espaciales, al ser su dosis mucho mayor.
Lo que han visto en concreto es que la dosis rayos cósmicos está incrementándose más deprisa y que grandes tormentas como la que hubo en septiembre de 2017 pueden significar un "riesgo significativo para humanos y satélites". Tormenta que recordamos hace poco al hablar de las consecuencias que éstas tienen, momento en el que ya mencionamos los riesgos para los seres humanos, a los cuales se añadirían daños a largo plazo en corazón, cerebro, sistema nervioso y otro órganos en caso de los astronautas que recibieran radiaciones sin vestir las protecciones.
Explica el profesor Narhan Schwadron, director del estudio, que la dosis de radiación obtenida en los últimos cuatro años "excede las tendencias de los ciclos solares previos en al menos un 30%", lo cual según el equipo es una muestra de que las radiaciones están siendo más intensas cada vez. Con esto lo que dejan como advertencia es que las condiciones de radiación se han de estudiar mejor teniendo en cuenta las misiones futuras a la Luna, Marte y otros destinos.
Ni la radiación parará el deseo de explorar el espacio
Ya en 2014 el equipo de investigadores predijo que habría un aumento de la radiación mayor al visto anteriormente, pero este estudio ha superado las expectativas en un 10% (esperaban un aumento del 20%). De ahí que quieran lanzar en cierto modo una alarma, al menos lo suficientemente intensa como para que esto se siga investigando o se haga de manera aún más detallada, ya que según concluyen la dosis de radiación en los destinos que esperan a los astronautas del futuro es muy distinto al de las misiones previas a la Luna.
Por suerte, el que cada vez puedan conocerse mejor los efectos de las largas estancias en el espacio va ligado a que se investigue y mejore en cuestión de materiales, bien para la protección (y durabilidad) de equipos como para la de los astronautas. Con este dato dedicarse a esta profesión es aún más reto, por si no fuese ya poco el arduo entrenamiento y la dieta que han de aguantar fuera de la exosfera terrestre, pero e cuestión de tiempo que el ser humano pise la Luna de nuevo y Marte por primera vez en cuestión de décadas.
Imagen | NASA
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