Encontrar agujeros negros no es una tarea sencilla. Al margen de aquellos más activos que cuentan con luminosos discos de acreción, estos objetos tienden a absorber luz en lugar de emitirla. Sin embargo sus salvajes campos gravitatorios a menudo nos sirven para localizarlos en nuestro entorno.
El más cercano conocido. Ahora, un equipo internacional de astrónomos ha descubierto el agujero negro más cercano del que tenemos constancia. El agujero recién descubierto se encuentra a “tan solo” 18.000 años luz de nuestro sistema solar.
Masa intermedia. Pero lo que realmente marca la relevancia de este hallazgo no es la ubicación del agujero, es su masa. Este objeto tiene una masa equivalente a 8.200 veces la de nuestra estrella, el Sol. Lo que quiere decir que se trata de un agujero negro intermedio.
Los agujeros negros conocidos suelen clasificarse en dos categorías: los supermasivos, como el que tenemos en el centro de nuestra galaxia, con masas millones de veces superiores a la de nuestro Sol; y los agujeros negros estelares, con masas máximas cercanas a los 100 soles. Entre unos y otros, un extraño vacío. Al menos hasta ahora.
A 18.000 años luz. El agujero negro se encuentra a unos 18.000 años luz de distancia en la región de nuestra galaxia conocida como Omega Centauri. En comparación, el agujero negro supermasivo del centro de la galaxia se encuentra a 27.000 años luz. Omega Centauri es un cúmulo globular formado por unas 10 millones de estrellas visible desde el hemisferio sur.
20 años de observaciones. Para encontrar el punto donde este agujero negro estaría escondiéndose, el equipo recurrió a dos décadas de observaciones por parte del telescopio Hubble de este cúmulo. Dos décadas en las que se pudieron compilar 500 imágenes del cúmulo y sus estrellas. Curiosamente, se trataba en su mayoría de imágenes captaras para el calibrado de los instrumentos del telescopio espacial.
Sin embargo, gracias a ello el equipo pudo analizar los movimientos de las estrellas del cúmulo, centrándose en las estrellas de rápido movimiento. Siete, concretamente. Estas estrellas cambiaban ostensiblemente su ubicación a lo largo de estos años. Esos desplazamientos son para el equipo la prueba definitiva de la existencia de un agujero negro en la región.
Lo que es más, estas estrellas también permitieron al equipo estimar en 8.200 veces nuestro Sol la masa que estaba causando esos desplazamientos a través de su empuje gravitacional. Los detalles del estudio fueron publicados recientemente en la revista Nature.
Congelado en el tiempo. Los astrónomos llevan años preguntándose dónde están estos agujeros negros de tamaño intermedio. El problema es que, en base a los modelos cosmológicos actuales, estos agujeros negros deberían quedar como remanentes de un universo más antiguo, con galaxias más pequeñas con centros galácticos que aún no habrían acumulado suficiente materia como para poder albergar un agujero negro supermasivo.
El hallazgo y este hecho ha llevado al equipo a postular una nueva hipótesis sobre el origen del cúmulo de Omega Centauri. Según la hipótesis, estas estrellas serían lo que queda de una antigua galaxia con su propio agujero negro intermedio en el centro. Esta galaxia habría sido engullida por la Vía Láctea y su agujero negro central habría quedado aislado, sin más materia que engullir para crecer.
Imágenes | ESA/Hubble & NASA, M. Häberle (MPIA)
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