Acabamos de encontrar dos megaestructuras en la la Vía Láctea: los restos de dos antiguas galaxias

Han recibido los nombres de Shiva y Shakti, referencias a la mitología hindú

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El trabajo de arqueología no se limita al subsuelo terrestre. Los astrónomos también lo realizan a menudo, buscando pruebas materiales que nos permitan trazar cronologías de lo que sucedió en el cosmos antes incluso de que la vida se propagara en la Tierra. Pistas, por ejemplo, de cómo nació nuestra galaxia.

Shiva y Shakti. Un equipo de astrónomos ha descubierto dos estructuras en nuestra galaxia con valiosa información sobre la génesis de la Vía Láctea. Se trata de dos filamentos que han bautizado como Shiva y Shakti en referencia a la cosmogénesis propia de las religiones hindús.

Cada una de estos elementos contiene una masa equivalente a 10 millones de veces la de nuestro Sol. Aun siendo de masas similares, los movimientos de las estrellas que componen uno y otro conjunto se repartirían en distintas zonas de la galaxia, estando Shakti más alejado del centro.

Dos filamentos, dos galaxias. Estos filamentos tendrían más 12.000 millones de años, es decir, se formaron pasados menos de 2.000 millones de años del Big Bang. Serían el resultado de la fusión de sendas galaxias con la galaxia que acabaría convirtiéndose en la Vía Láctea.

Cuando dos galaxias colisionan y se fusionan ocurren varias cosas, explican los responsables del estudio. Una es que las nubes gas de hidrógeno que portan estas se desestabilizan, lo que acentúa el proceso de formación de estrellas. Por otra parte, cada galaxia aporta un número de estrellas ya maduras al nuevo conjunto galáctico.

Separando estrellas. Distinguir entre las estrellas procedentes de una u otra galaxia, y entre las precursoras y las de “nuevo cuño” es posible. Para la primera distinción, los investigadores recurren a los movimientos relativos.

Las estrellas de cada galaxia mantienen energía y movimiento angular, por lo que pueden encontrarse dentro de esta galaxia distintos grupos moviéndose a distintos compases.

Para distinguir las estrellas por su edad, los investigadores se centran en los elementos que contienen. Las estrellas recientes con más “metálicas”, es decir, que contienen más elementos pesados que las más antiguas (el uso del término “metal” es ligeramente distinto en astronomía que en química).

Gaia. El descubrimiento de estos dos elementos ha sido propiciado por las observaciones de la sonda Gaia, en el contexto del sondeo SDSS. Este observatorio orbital de la Agencia Espacial Europea (ESA) lleva más de una década estudiando las estrellas que nos rodean con alta precisión.

Los datos de Gaia permiten no solo saber las localizaciones de 1.500 millones de estrellas de nuestra galaxia, sino también cómo se han desplazado en estos años. El tipo de información que nos puede permitir descubrir diferencias en el movimiento angular de las estrellas que nos rodean.

Así lo hizo el equipo responsable del estudio. Un estudio que fue publicado recientemente en la revista The Astrophysical Journal.

Arqueología espacial. El equipo compara su trabajo con el de la arqueología. Como si unos arqueólogos hubieran encontrado restos de uno de los asentamientos primigenios que más tarde se desarrollaría hasta convertirse en una ciudad moderna.

Shiva y Shakti podrían ser las dos primeras galaxias que se sumaran, hace entre 12.000 y 13.000 millones de años al núcleo de estrellas que más tarde acabaría convirtiéndose en nuestra galaxia. Una protogalaxia que hoy constituiría el “pobre viejo corazón” de nuestra galaxia. Sea como fuere, lo que hoy son dos grupos desperdigados de estrellas y materia en su día fueron dos de los primeros pasos en la construcción de la que hoy en día es nuestra galaxia, la Vía Láctea.

En Xataka | Hemos encontrado una estructura inmensa tras el gran punto ciego de nuestra galaxia: la zona de evitación

Imagen | S. Payne-Wardenaar / K. Malhan / MPIA

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