Un meteoro de origen cometario (un trozo de cometa, por decirlo de forma más prosaica) atravesó el cielo nocturno de España y Portugal el sábado a medianoche.
El objeto ardió en la atmósfera con una luminosidad tan elevada que fue clasificado como "superbólido". Circulan decenas de vídeos alucinantes del evento, gracias a que era sábado por la noche, mucha gente estaba en la calle y todos tenían una cámara en el bolsillo.
Con un registro tan amplio del bólido, los que saben de matemáticas pueden hacer maravillas. En este caso, el astrofísico Tony Dunn, de la Universidad Estatal de San Francisco, ha publicado una simulación de la trayectoria del meteoro a partir de las numerosas imágenes y observaciones de su estela.
Según esta simulación, una de las más detalladas que tenemos hasta ahora, el objeto cruzó la órbita de Júpiter en septiembre para internarse en el sistema solar interior durante los últimos nueve meses. El meteoro cruzó la órbita de Marte en abril y acabó chocando con la Tierra la noche del 18 de mayo.
El trozo de cometa se quemó en la atmósfera terrestre a más de 165.000 kilómetros por hora. Con una trayectoria muy plana, descendió sobre el continente africano y se volvió incandescente mientras atravesaba la península ibérica.
Convertido en un superbólido, el objeto brilló más que la luna llena después de volverse visible a 122 kilómetros sobre la localidad de Don Benito, en Badajoz. Dejó de verse a escasos 58 km de altitud cerca de Oporto. Eran las 22:46 UTC del sábado cuando se cree que acabó desintegrándose sobre el océano Atlántico.
Aunque fue visto desde lugares como Madrid o Cádiz debido a su altura y luminosidad, el meteoro pasó concretamente sobre las provincias de Granada, Córdoba, Badajoz y Cáceres, en España. Además del centro y el norte de Portugal.
Se cree que alcanzó una magnitud de -16, mucho más brillante en la escala astronómica inversa que la Luna llena (-12,74) o Venus (-4,89). Por eso daba la sensación de que se había hecho de día. En cuanto a la tonalidad azul que adquirió brevemente el cielo nocturno, se debió al alto contenido en magnesio del objeto.
Imágenes | ESA / Tony Dunn
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