La misión Parker nos ha parecido fascinante desde un principio al ser su objetivo "tocar el Sol", siendo el vehículo fabricado por el ser humano que más cerca ha estado del Astro Rey y también el objeto fabricado por el ser humano que mayor velocidad ha alcanzado. Como ya explicamos, la sonda no podría hacer fotos directas del Sol, pero sí de la periferia y la última imagen de Venus ha despertado interés porque quizás un instrumento de Parker podría ser más útil de lo esperado.
El motivo por el que Parker no hará fotos directas del Sol es, básicamente, que sus cámaras no se fundan en el intento. De este modo, tanto la cámara como los instrumentos de la nave apuntan hacia los lados y esto no sólo le permite medir el flujo de partículas que componen el viento solar, sino también poder conocer mejor a nuestros vecinos planetarios.
Unos superpoderes quizás por descubrir
La sonda Parker se ha ido tan lejos a intentar arrojar algo de luz sobre el misterio de por qué la atmósfera solar está mucho más caliente que la superficie, pero las agencias espaciales nunca realizan misiones con un solo cometido y en este caso había que aprovechar para echar un vistazo a otros astros de los alrededores solares. Ahí andan Mercurio y Venus, y éste último es el protagonista de la reciente publicación de la NASA sobre lo que nos va diciendo Parker.
La agencia lo describe como "imágenes asombrosas" (stunning views) y quizás a primera vista no nos impresione demasiado: la presentación de eso es una foto en blanco y negro, poco definida, en la que se ve medio planeta. Venus no aparece ni completo, vaya.
Pero el ojo astrónomo va más allá de la calidad de la fotografía, que dadas las circunstancias cabe decir que tampoco está nada mal a este nivel. La imagen, tomada en la que fue la tercera asistencia gravitacional de Venus en julio de 2020, captura directamente la superficie de Venus cuando lo que esperaban era ver nubes.
De este modo, WISPR (el instrumento generador de imágenes de campo amplio de la sonda) logro capturar la emisión térmica de la superficie del planeta, algo que no esperaban porque el instrumento está diseñado para observaciones de luz visible, y esto se aproximaba más al espectro infrarrojo. De ahí que ahora las esperanzas sean aún mayores con la misión, dado que si WISPR es capaz de capturar ondas infrarrojas se va a poder estudiar con más profundidad el polvo que rodea el Sol y el sistema solar.
¿Y si resulta no ser capaz de capturar longitudes de onda infrarrojas? Entonces las imágenes que nos envía son, según describe Michael Buckley, del laboratorio Johns Hopkins de la NASA, "una ventana desconocida a través de la atmósfera de Venus".
Además, en la foto vemos un anillo brillante alrededor del borde de Venus que puede ser nightglow o brillo nocturno, es decir, una luz emitida por átomos de oxígeno en lo alto de la atmósfera que se recombinan en moléculas en el lado nocturno. Una fotografía tomada a una distancia de 12.381 kilómetros.
Ahora queda ver hasta qué punto puede ser un extra el WISPR. El equipo detrás de este instrumento planificó una serie de observaciones similares para el pasado 20 de febrero, cuyos resultados aún tardarán en llegar.
Más o menos tendrán noticias de los mismos hacia el mes de abril, cuando esperan poder procesar lo datos y comprobar los superpoderes del generador de imágenes. Según Javier Peralta, un investigador del equipo de la misión Akatsuki, si WISPR se muestra capaz de detectar la emisión térmica de la superficie de Venus y el brillo nocturno, "podrá hacer valiosas contribuciones a los estudios de la superficie" del planeta, así que veremos en qué quedan los futuros hallazgos "colaterales" de la sonda Parker.
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