La tasa de aterrizajes exitosos es del 96%
El Falcon que más veces ha aterrizado lo hizo 18 veces
SpaceX es la única empresa que consigue recuperar sus cohetes de esta forma
SpaceX lanzó el viernes un cohete Falcon 9. No es un hecho noticioso, ocurre de dos a tres veces a la semana. El domingo lanzó otro. Fueron los lanzamientos número 88 y 89 de 2023 para SpaceX, que planea llegar a 100 este mismo año.
En ambos casos, el cohete volvió del espacio y aterrizó por sí solo para poder reutilizarse. Y así fue, de manera completamente rutinaria y sin grandes alardes, como SpaceX superó los 250 aterrizajes exitosos con sus cohetes Falcon.
Una tasa de éxito del 96%
El aterrizaje número 250 de un propulsor Falcon tuvo lugar el viernes 1 de diciembre en la base Vandenberg de la Fuerza Espacial, la base militar de California desde donde SpaceX realiza sus lanzamientos de la costa oeste.
Si bien SpaceX es la única empresa del mundo capaz de hacer esto, la maniobra de aterrizaje falla tan poco que se ha convertido en una rutina, como demuestra que estemos celebrando un número redondo tan elevado.
Quizá aún más sorprendente es que este fuera el 176º aterrizaje exitoso consecutivo. SpaceX ha tenido muy pocos fallos en la maniobra, a pesar de que la mayor parte de los aterrizajes ocurren sobre una barcaza flotante en el mar.
En total ha habido 261 intentos de aterrizaje de un propulsor Falcon, por lo que solo se han registrado 11 fracasos. La tasa de éxito es del 96%, y sigue subiendo.
En un cohete Falcon 9, lo que se recupera es el propulsor o primera etapa (además de la cofia, la parte que cubre los satélites, que se pesca directamente del mar). En este caso, la etapa B1061 realizó su decimoséptimo aterrizaje.
Es un número impresionante, y explica que el cohete tuviera un aspecto tostado, pero el récord lo mantiene la etapa B1058 con 18 misiones exitosas.
El aterrizaje número 250 ocurrió en tierra firme. La mayoría de las veces no es así, ya que el perfil de lanzamiento no permite que los cohetes vuelvan a tierra por falta de combustible, por lo que suelen aterrizar sobre una barcaza autónoma en el océano Atlántico o el océano Pacífico.
197 de los aterrizajes han tenido lugar en alguna de estas barcazas flotantes, con nombres como Of Course I Still Love You, Just Read the Instructions o A Shortfall of Gravitas. Gracias a la navegación autónoma, estas barcazas o 'droneships' son capaces de mantenerse en un punto fijo del océano mientras llega el cohete.
Cuando el cohete aterriza, un robot se encarga de fijar sus patas a la plataforma para que no se caiga (algo que ocurrió en una ocasión con el mar agitado).
El primer satélite canario a bordo
La carga principal del Falcon 9 que completó el aterrizaje 250 era un satélite militar surcoreano de 800 kg. A bordo iban también otras 24 cargas más pequeñas, entre ellas el primer satélite irlandés (EIRSAT-1) y el primer satélite canario (ALISIO-1).
ALISIO-1 es un nanosatélite de 1,16 kg operado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Su instrumento principal, la cámara DRAGO-2, observará la Tierra en el infrarrojo de onda corta. Se trata de la cámara espacial infrarroja más compacta que existe, al menos en términos de peso, volumen y consumo energético.
El satélite se usará para detectar y realizar el seguimiento de desastres naturales tanto en las Islas Canarias como en otros puntos del planeta, complementando la labor de grandes satélites como Sentinel-2, de la Agencia Espacial Europea, o Landsat, de la NASA.
ALISIO-1 monitorizará la desertificación de cultivos, las inundaciones, los vertidos de combustibles en los océanos y todo tipo de efectos ambientales relacionados con el cambio climático.
Imagen | SpaceX
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