El Transbordador Espacial es una de las máquinas más extraordinarias y complejas jamás construidas por el ser humano. Una nave capaz de transportar astronautas hasta la órbita terrestre baja (LEO) y traerlos sanos y salvos de regreso a la Tierra. Este prodigio tecnológico, que se convirtió en uno de los mayores orgullos de Estados Unidos durante tres décadas, también fue un elemento clave de la carrera espacial, que incluso impulsó a la Unión Soviética a desarrollar el Burán.
Para que este avanzado vehículo pudiera cumplir con su misión, la NASA tuvo que poner en marcha numerosos sistemas e infraestructuras complementarias. Desde los tanques y cohetes y hasta los sistemas de carga de combustible y plataformas de lanzamiento, solo por mencionar algunos. Pero el paso del tiempo, incluso en los proyectos humanos más ambiciosos, también pasa factura. Y lo que sucedió en los albores del nuevo milenio es un claro ejemplo de ello.
eBay, una pieza clave para la flota de transbordadores
A principios de la década del 2000, el Programa del Transbordador Espacial tenía unos 20 años, y si bien había recibido muchas mejoras desde el despegue inicial, una gran cantidad de componentes vislumbraban la sombra de la obsolescencia. No es ningún secreto que la agencia espacial estadounidense no es la que desarrolla y construye todo lo que utiliza. SI bien es la cabeza de los programas espaciales de su país, se apoya en miles de diferentes contratistas.
Entonces, según cuenta un artículo de The New York Times, llegó un momento en el que ni la NASA ni los contratistas podían conseguir ciertas piezas elementales para los sistemas complementarios que permitían el funcionamiento del transbordador. En ese momento, el cronograma actualizado de operación establecía que esta nave completaría su ciclo de vida en 2012, aunque también existía la posibilidad de extenderlo 10 años más allá de ese límite.
De esta forma, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio tenía que garantizar la continuidad de este multimillonario proyecto durante al menos una década más, y para hacerlo empezó a buscar las piezas faltantes en tiendas comercio electrónico como eBay. En uno de sus movimientos, cuentan miembros de la agencia, se compró un lote de equipos médicos obsoletos. Estaba claro que lo que se necesitaba estaba debajo del carcaza de estos antiguos equipos.
Estamos hablando de los procesadores Intel 8086. Estos chips empezaron su desarrollo en 1976 y salieron al mercado en 1978. Si tenemos en cuenta que el primer vuelo del Transbordador Espacial ocurrió en 1981, cobra sentido que la NASA los hubiera utilizado en su proyecto insignia. Los chips comprados por Internet no estaban destinados al transbordador en sí, sino a una gran parte de los equipos situados en tierra, como el sistema de diagnóstico de propulsores, una pieza clave para el despegue.
Por aquel entonces, la misión de la NASA por plataformas de venta de productos usados también consistía en hallar otros chips de la época, placas específicas de circuitos integrados y disquetes de 8 pulgadas (EEUU utilizó estos últimos hasta el año 2019 para gestionar su arsenal nuclear). Aunque pueda parecer difícil de creer, como decimos, estas piezas eran imprescindibles para la continuidad de un proyecto que nació con aire de grandeza y un gran presupuesto.
Es posible que te preguntes por qué no se actualizaban los sistemas. De hecho, sí que se actualizaban, con componentes y software más modernos, pero este tipo de tareas tenía muchas limitaciones. Una de ellas, según explica la propia NASA, en muchos casos se optaba por utilizar equipos y componentes cuya fiabilidad había sido probada, principalmente en proyectos que ya estaban en curso. La implementación de “tecnologías de punta” generalmente se reservaba para proyectos nuevos.
Imágenes: NASA | Thomas Nguyen
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