Una mujer saca dos cubos al rojo vivo de un horno industrial. Acto seguido, y mientras explica que están a 2200 grados (presumiblemente Fahrenheit), el hombre que está a su lado agarra uno por las esquinas y lo levanta frente a las miradas atónitas de todos los que hay en la sala. No estamos en un espectáculo de magia manual, ni en una película de ciencia ficción: estamos en el Centro espacial John F. Kennedy el 7 de julio de 2011, un día antes de que se la era de los transbordadores llegara a su fin.
El material con el que estaban hechas las losetas del transbordador espacial
El vídeo, al que llego gracias a Daniel Martín, tiene casi diez años, pero es tan alucinante como el primer día. Los cubos que se ven en el están fabricados con el material de las losetas del sistema de protección térmica que protegían a los transbordadores espaciales en la reentrada a la Tierra.
Aquellas losetas estaban formadas, esencialmente, por un esmalte de vidrio borosilicatado y una base de cerámica de sílice (dióxido de silicio) que contenía, aproximadamente, un 90% de aire. Así conseguían un material con una conductividad sorprendentemente baja. Es decir, que transmitía tan lentamente el calor que, de facto, actúan como aislante. Aunque no se producen de la misma forma, la lógica subyacente es similar a los aerogeles de sílice que se usan como aislamiento térmico en diferentes contextos.
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