Una simple imagen y un corto mensaje con muchas cosas que contarnos, y es que ver de nuevo al cohete Falcon 9 que consiguió aterrizar con éxito hace unos días, nos recuerda que los cohetes reutilizables están ahí, con muchas cosas que pulir, pero una realidad funcional.
Cohetes como el de SpaceX pueden salir fuera de la atmósfera a llevar cargamento o instalar satélites, pero no se convierten en basura espacial o terrestre, ya que con una buena puesta a punto vuelven a estar disponibles para un nuevo lanzamiento. La carrera espacial privada que nos proponen gente como Elon Musk o Jeff Bezos empieza a cobrar sentido.
Ha sido uno de los grandes momentos del año pasado, que queda perfectamente resumido en esa imagen de Falcon 9 descansando en un hangar de Cabo Cañaveral. En lo que nos enseñan, no hay daños visibles, de hecho Elon Musk nos comunica que está preparado para un próximo lanzamiento.
Posiblemente no sea esa la misión de este Falcon 9, ya que tiene toda la pinta de que lo guardarán como prueba del hito histórico en la carrera espacial.
Han sido muchas pruebas y cohetes destrozados, y estoy seguro de que no va a ser un camino de rosas a partir de ahora, pero pronto conoceremos un nuevo reto en las mentes de Space X. Posiblemente esté relacionado con repetir la proeza en las plataformas flotantes que crearon sobre el mar.
Para que nos hagamos una idea del gasto que supone mantener un cohete vivo, hay que conocer que cuesta unos 16 millones de dólares crearlo, pero ‘solo’ unos 200.000 dólares llenarlo de combustible. Vamos a ver de nuevo el aterrizaje del mes pasado a vista de helicóptero:
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