Llevamos décadas observando la tormenta más épica del cosmos y, sin embargo, no acertábamos a responder a qué se debía su contracción
Lo último que sabíamos sobre Júpiter y su Gran Mancha Roja era que, curiosamente, el objeto más rojo de todo el sistema solar había pasado por delante del gigante gaseoso. Ahora, un nuevo estudio parece haber dado con la respuesta que llevamos años preguntándonos. ¿Por qué parece estar menguando esa gigantesca y épica tormenta anticiclónica situada en el hemisferio sur del planeta?
La contracción. La Gran Mancha Roja de Júpiter es una enorme tormenta anticiclónica ubicada en la atmósfera de Júpiter caracterizada por su distintivo color rojizo y su tamaño colosal, uno que es lo suficientemente grande como para contener varios planetas del tamaño de la Tierra y con vientos disparados en sentido contrario a las agujas del reloj a velocidades de hasta 680 kilómetros por hora.
Sin embargo, observaciones recientes habían mostrado que estaba disminuyendo de tamaño gradualmente. Aunque las razones exactas de esta contracción no se sabían, ha menguado desde los primeros registros de su existencia en 1831. Dicho de otra forma: la tormenta fue alguna vez fue mucho más grande y, con el tiempo, se está contrayendo más y más.
El nuevo estudio. Ahora parece que un grupo de investigadores ha dado con la respuesta: la Gran Mancha Roja se alimenta de otras tormentas más pequeñas que se fusionan con ella. Si no hay tormentas más pequeñas que pueda devorar y absorber, no podrá mantener sus fascinantes dimensiones.
Según ha explicado el investigador Caleb Keaveney, de la Universidad de Yale, “muchas personas han observado la Gran Mancha Roja durante los últimos 200 años y quedaron tan fascinadas como yo. Descubrimos mediante simulaciones numéricas que, al alimentar a la Gran Mancha Roja con una dieta de tormentas más pequeñas, como se sabe que ocurre en Júpiter, podríamos modular su tamaño”.
Cuando la Gran Mancha fue colosal. Se sabía que, en el pasado, hacia finales del siglo XIX, la Gran Mancha Roja tenía una extensión de al menos 39.000 kilómetros. En comparación, ahora tiene poco más de un tercio de la anchura, unos 14.000 kilómetros. Sí, el diámetro de 12.742 kilómetros de la Tierra aún podría caber en su interior, pero cada vez es más estrecho. De hecho, nunca habíamos visto la Mancha tan (relativamente) pequeña.
El problema es Júpiter. Hasta ahora, la principal pega para su estudio era el planeta, ya que es muy diferente de la Tierra y su clima es mucho más salvaje. Sin embargo, y a pesar de estas diferencias, los fluidos, como los gases atmosféricos, se comportan de ciertas maneras que se pueden explorar utilizando las matemáticas de la dinámica de fluidos. Partiendo de esa base, los investigadores utilizaron nuestra comprensión de los procesos atmosféricos de la Tierra y los extrapolaron a Júpiter y la Gran Mancha.
Además, se sabía por un estudio de 2021 que la Gran Mancha Roja "devora" las tormentas más pequeñas que encuentra, haciéndose más grandes en el proceso. Por tanto, utilizaron un fenómeno similar observado en la Tierra para informar sus modelos de la atmósfera de Júpiter.
Domos de calor. En su trabajo publicado, cuentan que en las corrientes en chorro que circulan por la atmósfera de la Tierra pueden formar sistemas de alta presión y larga duración llamados domos de calor, sistemas donde la corriente en chorro se desacelera hasta detenerse. Estos domos pueden desempeñar un papel importante en las olas de calor y las sequías, ya que atrapan temperaturas cálidas debajo de ellos durante períodos prolongados.
Además, la longevidad de estos domos se ha relacionado con los anticiclones y otros fenómenos meteorológicos más pequeños. Con esta información, el equipo creó un modelo para la atmósfera de Júpiter y la Gran Mancha Roja, simulando las interacciones entre las tormentas. ¿Qué encontraron? Que cuando una tormenta más pequeña se encontraba con la Gran Mancha Roja, la tormenta anterior mantenía su tamaño, o crecía, en comparación con las simulaciones sin estas interacciones.
No solo eso. Al parecer, el grado en que la Mancha se mantenía era más fuerte si había más interacciones. Finalmente, la fuerza de la tormenta más pequeña también jugó un papel importante. Una tormenta más fuerte le dio a la Gran Mancha Roja un mayor impulso.
Un final anunciado. El estudio también confirma un secreto a voces. No hay nada que podamos hacer por la Mancha, aparte de disfrutar lo que dure este colosal anticiclón del cosmos. En cualquier caso y como apuntan en el trabajo, es posible que podamos aprender sobre su increíble atmósfera para entender mejor lo que ocurre en la Tierra, “el estudio tiene implicaciones convincentes para los eventos climáticos en la Tierra", zanjan los investigadores.
Imagen | Kevin Gill, NASA
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