El objeto humano más distante, la sonda Voyager 1, ha hecho otro descubrimiento histórico. Los datos que nos está enviando de una distancia de más de 22.700 millones de kilómetros desvelan que el espacio no es tan vacío como pensábamos, fuera del Sistema Solar hay una cantidad constante de plasma. Y la Voyager 1 tiene datos para demostrarlo.
La sonda Voyager, lanzada en 1977, ha estado viajando por el espacio y alejándose de la Tierra a toda velocidad. Finalmente en los últimos años consiguió salir del Sistema Solar y ahora va por la heliopausa, "territorio desconocido" para nosotros. Los datos que envía desde ahí son lo de lo más reveladores, demostrando lo mucho que aún nos queda por conocer. Y no es la primara vez que hace estas cosas.
Un debil pero constante zumbido
En un nuevo estudio publicado en Nature los científicos han explicado el descubrimiento que ha hecho Voyager 1 en los últimos años. Se trata de un constante, persistente y duradero zumbido. A una frecuencia muy baja, de apenas 3 kHz este zumbido es una evidencia de plasma en el espacio.
El plasma es materia que está tan caliente que los electrones han sido despojados de los átomos, lo que resulta en un gas ionizado. El plasma en realidad es lo más común y podemos encontrarlo tanto en la Tierra como cerca de nosotros en el espacio. Lo curioso ahora es dónde se ha encontrado: en mitad de la nada, en el espacio interestelar.
Previamente la Voyager detectó fuertes perturbaciones de plasma que fueron provocadas por las oscilaciones que el Sol provoca con sus eyecciones de la corona. Sin embargo, en los últimos tres años la Voyager ha estado registrando una cantidad de plasma mucho menor pero constante. Esto nos da a entender que en el espacio exterior y más allá de la influencia del Sol también hay una cantidad importante de esta materia.
La señal ha persistido durante casi tres años. Teniendo en cuenta que la Voyager 1 viaja a una velocidad de 61.000 kilómetros por hora significa que este plasma se encuentra en un área de al menos 1.500 millones de kilómetros. Teniendo estos datos en cuenta los científicos pueden hacer un mapa del plasma más allá del Sistema Solar.
La próxima duda a resolver es qué genera este plasma si no es nuestro Sol. Así mismo, por qué no se ha detectado este plasma hasta hace tres años. La Voyager se espera que aguante varios años más antes de que pierda toda su energía, unos años en los que con suerte nos desvelará más datos sobre el espacio profundo.
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