Durante décadas, los científicos nos han dicho que en el centro de nuestra galaxia hay un enorme agujero negro. Uno cuatro millones de veces más grande que el Sol y con una fuerza gravitacional tan enorme que hace girar a más de 200.000 millones de estrellas a su alrededor. Eso nos dijeron, pero hoy por fin podemos verlo.
Y es que, tres años después de que el Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT) publicara la primera fotografía de un agujero negro, la enorme red de radiotelescopios acaba de mirar a Sgr A*, el monstruo que duerme en el corazón de la Vía Láctea, y le han robado una foto.
¿Qué es un agujero negro? Un agujero negro es, esencialmente, una región del espacio que "aglutina en su interior la suficiente masa para ser capaz de generar un campo gravitatorio tan intenso que ninguna partícula es capaz de escapar de él". Y cuando decimos ninguna, es ninguna: ni siquiera los fotones pueden salir de allí. Es por eso que se llaman "negros", porque si la luz no puede escapar... no se pueden ver.
Entonces, ¿Cómo puede fotografiarse un agujero negro? Es una buenísima pregunta. Y lo cierto es que la pregunta tiene algo de trampa: lo que se sí podemos "ver" es la radiación de la materia que gira en torno al horizonte de sucesos del agujero negro. Es decir, el disco de acrecimiento: se ve el lugar donde todo el gas y el polvo que rodean a esas enormes bestias se precipita en su interior.
Y aún así, no es nada sencillo. Si hablamos del Sgr A*, hablamos de una radicación cientos de veces más tenue que la del Sol y a una distancia mucho mayo: unos 26.000 años luz de la Tierra. Es lo que en términos técnicos se denomina: buscar una aguja en un pajar. Por eso, la única forma de hacerlo que tenemos es creando un telescopio del tamaño de la Tierra. O, al menos, creando lo más parecido a eso que podamos.
¿Qué es el Event Horizon Telescope? Precisamente eso es lo que intenta el Event Horizon Telescope: una enorme red de radiotelescopios distribuídos por toda la tierra y sincronizados con precisión atómica para reunir toda la radiación que emite el agujero negro en cuestión. Recogida toda esa información toca analizarla y la última vez, no fue nada sencillo: fue más fácil llevar todos los datos en avión que mandarlos por internet.
El resultado, como podemos ver, es un disco; la radiación deformada por la curvatura del espacio-tiempo alrededor del agujero. En ñel, se puede ver una zona más brillante (la materia que se está moviendo hacia nosotros mientras cae) y otra menos brillante (la que se aleja de nosotros).
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