Ir al espacio es caro. Empresas privadas como Rocket Lab están consiguiendo grandes avances rebajando el coste de los lanzamientos a menos de 5 millones de dólares, con referencias como los Falcon 9 de Space X con alrededor de 50 millones de dólares en cada lanzamiento. Pero una nueva startup está queriendo rebajar estos costes por debajo de los 500.000 dólares para "democratizar el espacio".
Se llama SpinLaunch, y su idea es la de lanzar las cargas al espacio mediante un sistema de catapulta. Detrás de este proyecto que está Jonathan Yaney, creador de la startup de drones Titan Aerospace vendida a Google en 2014, y que desde entonces ha estado desarrollando un concepto de lanzadera espacial que ha mantenido en secreto hasta que fuentes internas le han dado los primeros detalles a TechCrunch.
Tan secreto es el proyecto que su web oficial todavía no muestra más que un logo a no ser que te identifiques en ella. Pese a eso, en 2014 lograron recaudar un millón de euros, casi tres en 2015, y alrededor de otros dos en cada uno de los dos años siguientes. Además, el mes pasado se propuso un proyecto de ley en el senado estatal de Hawaii para emitir 25 millones en bonos para ayudar a SpinLaunch a "construir una porción de su sistema eléctrico de lanzamiento de pequeños satélites".
Cuál es exactamente la idea de SpinLaunch
La idea detrás de este proyecto es la siguiente. Por lo general, que una carga alcance velocidades orbitales sigue requiriendo de un cohete con cantidades masivas de propelente, con lo que del volumen total del cohete sólo una minúscula parte se dedica a la carga. Lo que quiere hacer Yaney con su startup es sustituir esos cohetes de propulsión por un sistema de lanzamiento cinético más eficiente.
"Desde los albores de la exploración espacial, los cohetes han sido la única forma de acceder al espacio. Sin embargo, en 70 años, la tecnología solo ha logrado pequeños avances incrementales", ha dicho Yaney en una pequeña entrevista a TechCrunch. "Para comercializar e industrializar verdaderamente el espacio, necesitamos una mejora tecnológica 10 veces superior".
Para ello, SpinLaunch planea utilizar un sistema de giro centrífugo con el que conseguir un impulso suficiente con el que catapultar una carga al espacio a velocidades que, según las fuentes que conocen el proyecto, podrían alcanzar las 3.000 millas por hora, alrededor de 4828 kilómetros por hora.
"SpinLaunch emplea un método de aceleración rotacional, aprovechando el momento angular para acelerar gradualmente el vehículo a velocidades hipersónicas", ha continuado explicando el CEO de la startup. "Este enfoque emplea una arquitectura con un coste dramáticamente inferior, y con un consumo mucho menor".
Aunque con el suficiente impulso los objetos deberían ser capaces de alcanzar el espacio por sí mismos, también se plantea la alternativa de equipar las cargas con cohetes más ligeros, y que las catapultas ayuden a proporcionar la energía suficiente como para salir de la atmósfera utilizando menos combustible.
Según las fuentes internas de la empresa, el proyecto ha sido revisado por varios físicos que han dicho que el mayor reto sería el de la resistencia del aire en la carga cuando sea catapultada. La atmósfera terrestre es tan densa que sería como si la carga se estrellase contra una pared de ladrillos al ser disparada.
Cómo pretende enfrentarse SpinLaunch a estos retos tecnológicos es aún una incógnita, cuya respuesta no sabremos hasta que el proyecto sea mostrado en su totalidad. Aun así, en un render proporcionado por el propio Yaney a TechCrunch podemos ver que planean utilizar vehículos muy, muy puntiagudos para ejercer la menor resistencia posible.
"Durante los últimos tres años, la tecnología central ha sido desarrollada, prototipada, probada y la mayor parte del riesgo tecnológico se ha retirado", ha explicado Yaney. "Los desafíos restantes se encuentran en su construcción, y a los temas asociados a los que se enfrentan todos los grandes proyectos de desarrollo y construcción de hardware".
Así pues, el proyecto todavía se encuentra en una fase inicial de desarrollo en la que han estado probando sus conceptos. Ahora queda lo más complicado, que es el ser capaz de construir una primera "catapulta espacial" para realizar las primeras pruebas que demuestren que lo que quieren se puede hacer.
¿Correrá la misma suerte que Titan Aerospace?
Pero aunque el proyecto suena de lo más llamativo, tampoco sería la primera vez que Jonathan Yaney vende una idea que al final no puede ser realizada. Por ejemplo Titan Aerospace, una startup de comunicaciones basada en un sistema de drones solares que presentó en 2013, y que Google acabó comprando en 2014 tras adelantar a Facebook.
La idea de Yarey era la de lanzar una serie de drones que pudieran volar durante hasta cinco años recargándose mediante energía solar, y proporcionando cobertura para conectarse a Internet por las zonas que estuviera sobrevolando.
Google pensó que estos drones podrían servir como soporte para su proyecto de globos Project Loon, pero acabaron cerrando Titan sólo dos años después debido a los retos económicos y tecnológicos a los que se enfrentaban con él. Vamos, casi podríamos decir que la idea sonaba muy bien sobre el papel, pero que no fue posible llevarla luego a la realidad.
Con este pasado, habrá que esperar a ver si SpinLaunch acaba consiguiendo su propósito o sólo se queda en una buena idea que intenta aprovecharse del ruido que está generando la nueva carrera espacial entre empresas privadas. Las primeras pistas de la seriedad del proyecto las deberíamos tener el día que se presente de forma oficial.
Vía | TechCrunch
En Xataka | Rocket Lab envía su primer cohete al espacio: pequeño, eléctrico y con motor fabricado con una impresora 3D
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