A veces, las ideas y soluciones más simples mezcladas con Inteligencia Artificial y unos cuantos sensores pueden dar lugar a soluciones que pueden ahorrar mucho trabajo en ambientes de alto riesgo. Es el caso del proyecto SoundSee, cuyos últimos avances han sido presentados recientemente en el pasado evento Bosch Connected World celebrado en Berlín.
El proyecto Soundsee consiste en un robot en forma de cubo de pequeñas dimensiones (recuerda a un cubo Borg en miniatura o a un tupper) que flota por todo el interior de la Estación Espacial Internacional, escuchando con micrófonos el sonido ambiente y determinando si todo va bien o hay alguna avería que necesite atención. Todo de forma autónoma, sólo dependiendo de ese sonido y monitorizado desde una base de la Tierra.
Un 'tupperware' autónomo e inteligente
El proyecto parte de una vivencia del astronauta Colin "Mike" Foale en una misión de esa misma estación, donde un choque entre ésta y una nave de reabastecimiento hizo que se percatase de los ruidos peculiares que escuchó durante el incidente. A partir de esa vivencia y con la colaboración de Astrobotic y del mismo astronauta nació el proyecto Soundsee. La premisa: ¿y si un robot pudiera escuchar e identificar los sonidos de una avería grave y avisar rápidamente a los astronautas par tomar medidas?
Tras unos años de investigación y desarrollo, Soundsee ya ha superado las pruebas necesarias y se encuentra en órbita en estos momentos, a punto de trabajar por primera vez. Aprovechando la gravedad cero de la estación, el robot cúbico flotará en el aire ayudado de unos propulsores y "patrullará" todos los pasillos de la estación escuchando con varios micrófonos repartidos por su superficie.
Así, identificando los sonidos considerados usuales e inofensivos, SoundSee es capaz de detectar y aislar cualquier ruido que pueda originarse a raíz de un problema. Una colisión, una despresurización, un mal funcionamiento de algunos componentes, una vibración que no debería estar ocurriendo o cualquier incidencia leve que implique tareas de mantenimiento.
Los algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático identificarían el problema sin la necesidad de que haya un astronauta invirtiendo tiempo en el análisis. Todo el procesado de datos se hace desde la Tierra, en un laboratorio de la NASA que la agencia mantiene dentro de un centro de investigación y desarrollo de Bosch en Pittsburgh.
La compañía también defiende que el proyecto no termina en las estaciones orbitales: todo lo aprendido con SoundSee en la Estación Espacial Internacional puede aprovecharse la superficie del planeta, concretamente en cualquier instalación industrial que requiera de un alto mantenimiento y/o tenga piezas delicadas. Sin ir más lejos ya sabemos de unas cámaras de la compañía que detectan distracciones de los conductores en un coche.
Si todo va según lo previsto, SoundSee debería empezar a flotar silenciosamente por los pasadizos y cabinas de la ISS antes de que termine la primera mitad de 2020.
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