La estrella de neutrones que los astrónomos han estado buscando durante 34 años

Uno de los objetos más estudiados en el Universo es la supernova 1987A. Como su propio nombre indica, fue descubierta en 1987 y es particularmente interesante porque es la primera supernova que podemos ver a simple vista. Desde que fue descubierta, los astrónomos han tratado de dar con la estrella de neutrones que quedó tras la explosión. 34 años después, un grupo de científicos dice haberla encontrado.

Un grupo de astrónomos en colaboración con la NASA dice haber encontrado finalmente la estrella de neutrones, escondida dentro de la supernova. Durante años han estudiado los datos de misiones especiales y de telescopios terrestres para dar con ella. Si bien no la pueden ver de forma directa, sí que hay datos que indican dónde se encuentra.

Evolución de la supernova 1987A a lo largo de los años.

La supernova 1987A está ubicada en la Gran Nube de Magallanes, que se trata de una galaxia más pequeña que la Vía Láctea a unos 170.000 años luz de la Tierra. Al ser la supernova más fácil de ver por su proximidad, muchos astrónomos han apuntado sus telescopios a ella para estudiarla mejor y entender sus peculiaridades. Pero sobre todo, lo que han estado buscando es la estrella de neutrones que se supone que la acompaña.

En busca de la estrella de neutrones

Cuando explota una estrella la gigantesca explosión es la que crea las coloridas y enormes supernovas. Esta explosión al mismo tiempo hacen que la estrella implosione sobre si misma haciendo que el núcleo se comprima en un objeto extremadamente denso. Tan denso que prácticamente sólo hay neutrones dentro de este objeto, de ahí que se llame estrella de neutrones. Su densidad es enorme, en un diámetro de apenas kilómetros comprime la masa de una estrella entera. Un centímetro cúbico de una estrella de neutrones tiene el peso de miles de millones de toneladas.

Por su enorme masa y actividad, las estrellas de neutrones pueden comenzar a girar a una velocidad endiablada. Es cuando pasan a ser pulsares, que producen haces de radiación fáciles de detectar desde la Tierra con rádiotelescopios. Es lo que los astrónomos dicen haber detectado, rayos X de baja energía que emanan de la supernova junto con evidencia de partículas de alta energía.

La teoría dice que esta emisión de rayos X energéticos se debe a la existencia de un púlsar dentro de la supernova. Esto confirma así y cuadra con otros datos recopilados a lo largo del año por varios observatorios. La supernova 1987A ha estado ocultando en su interior una estrella de neutrones que, ahora, por fin podemos demostrar su existencia.

De ser todo esto cierto, sería el púlsar más joven que se ha encontrado jamás. Brinda a los astrónomos una oportunidad única para estudiar el origen y desarrollo de los púlsares, al haberlo detectado prácticamente desde su nacimiento (como cuando se observó el nacimiento de un magnetar). Ahora bien, faltan más datos y tiempo para confirmar que la teoría es cierta. Si los rayos X de alta energía disminuyen con el tiempo se confirma la teoría, si por lo contrario aumentan podría haber otra cosa ahí dentro que no sea precisamente un púlsar.

Vía | NASA

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