Sabemos que nuestra Tierra gira alrededor del Sol y que el Sol, junto a ella y el resto de objetos de nuestro sistema giran alrededor del centro de la Vía Láctea, pero, ¿y nuestra galaxia? ¿se mueve?
La respuesta corta es sí. Nuestra galaxia no solo se mueve sino que además se desplaza a gran velocidad, unos 600 kilómetros por segundo hacia un punto de nuestro cosmos al que se denomica el Gran Atractor.
El universo es un gran tira y afloja de fuerzas e interacciones, objetos que se atraen y se repelen en un escenario que va expandiéndose. Las galaxias no son ajenas a estas interacciones, y esto implica que también se desplacen atraídas por el influjo gravitatorio de otros cuerpos igualmente o más masivos.
Puesto que la materia (incluyendo la materia oscura) no está distribuida uniformemente a lo largo del universo, esta atracción puede hacer que dos galaxias choquen y se fusiones, pero también que, a mayor escala se formen cúmulos y supercúmulos galácticos. Estos supercúmulos tendrán centros de gravedad hacia los que se dirigirá toda la materia presente en ellos como fruto de esta interacción gravitatoria.
Nuestra galaxia se encuentra en el llamado cúmulo local, el grupo de galaxias más cercano a la nuestra. Junto al cúmulo de Virgo y otro centenar de grupos, nos encontramos en el llamado supercúmulo de Virgo. Este supercúmulo, también llamado supercúmulo local, abarca un radio de 100 millones de años luz o unos 30 megaparsecs. Como referencia, el diámetro de nuestra galaxia es de unos 100.000 años luz.
Aún tenemos que subir otra escala más para poner en perspectiva el Gran Atractor. El supercúmulo de Laniakea abarca varios supercúmulos con más de 100.000 galaxias y se extiende a lo largo de unos 160 megaparsecs (más de 500 millones de años luz). En el entorno de uno de los supercúmulos, Hidra-Centauro, se encuentra el Gran Atractor, el centro de gravedad de todas estas galaxias hacia el que nos desplazamos velozmente.
¿Y qué hay el el Gran Atractor? No lo sabemos. Puede que nada, puede que una suerte de cúmulo de materia oscura. Descubrirlo es una tarea complicada puesto que se encuentra en un lugar difícilmente observable para nuestros telescopios, al otro lado del disco de nuestra galaxia.
Tira y afloja cósmico
Otro de los misterios que pende sobre este punto es si algún día llegará nuestra galaxia hasta él. Los expertos creen, contraintuitivamente, que no. El motivo tiene que ver con el tira y afloja de interacciones que caracteriza nuestra existencia y puede explicarse con un sencillo símil.
Imaginemos que nuestra galaxia es un coche que se desplaza por una carretera en dirección opuesta a otro que se sitúa más adelante. En condiciones normales ambos coches se encontrarán en un punto intermedio.
Sin embargo estos coches no están en condiciones que pudiéramos considerar normales: la carretera por la que circulan y todo el paisaje a su alrededor se estiran como un chicle. ¿Se toparán estos coches? No lo podemos saber con certeza pero los expertos creen que no: esta carretera se estira cada vez más rápido y los coches comenzarán a alejarse antes de chocar. Esa es la hipótesis principal al menos.
En este símil los motores que impulsan a los coches funcionan como la gravedad, atrayéndolos. Sin embargo la carretera, como el universo, se expande, alejando a los coches, como a las galaxias. En el modelo cosmológico más asentado, denomina energía oscura a la causa de esta expansión del mismo tejido del cosmos.
Esta cuestión está muy estrechamente vinculada a uno de los grandes misterios de la cosmología moderna, la constante de Hubble. Esta constante nos indica la velocidad a la que se expande el universo y los astrofísicos no son capaces de obtener una aproximación certera de su valor. Porque tienen dos.
Estas dos estimaciones se basan en métodos de cálculo distintos. El problema es que, conforme los astrónomos van refinando sus respectivas herramientas ambas aproximaciones parecen asentarse en valores estrictamente distintos.
Esto implica que hay algo que se nos escapa sobre cómo funcionan estas interacciones, estos tira y aflojas que determinan todo lo que pasa en nuestro universo, desde los coches hasta las megaestructuras cósmicas. Probablemente nunca lleguemos a entender todas estas interacciones de la misma manera que nuestra galaxia no se topará con las de otros lugares del cosmos.
En Xataka | Ocho misterios espaciales no resueltos (y uno que dejó de serlo en 2018)
Imagen | Xataka con Midjourney
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