El pasado 22 de enero, un satélite chino agarró a otro de la misma nacionalidad y lo sacó de su órbita geosíncrona para remolcarlo hasta la conocida como órbita cementerio, una zona situada por encima de la geostacionaria donde se colocan algunos de estos vehículos que están fuera de servicio para disminuir el riesgo de colisiones con otros que permanecen activos y alejar la posible basura espacial que generen de la Tierra.
La operación, por tanto, tenía fines pacíficos, pero la alta capacidad de maniobra que ha demostrado el satélite chino tan cerca de otro vehículo en órbita ha aumentado los temores de las autoridades estadounidenses, que desde hace varios años observan de cerca la capacidad de la tecnología espacial con potencial uso militar tanto de chinos como de ruso, según informa The Drive.
Temor a un doble uso. Lo que más preocupa a los observadores estadounidenses es la gran precisión mostrada por el satélite chino al realizar la maniobra, ya que consideran que podría usarse con fines hostiles. Oficialmente, China señala que este satélite, denominado SJ-21, está destinado a tareas de mantenimiento, ensamblaje y fabricación en órbita. En teoría, su misión es tratar de prolongar la vida útil de otros satélites y reducir el riesgo de colisión de los que ya han dejado de funcionar.
Los norteamericanos, sin embargo, opinan que si el SJ-21 tiene capacidad para agarrar un satélite muerto y sacarlo de su órbita, nada le impide hacer lo mismo con uno que esté operativo.
Una guerra fría espacial. La reciente maniobra del SJ-21 no es sino el último capítulo de una suerte de guerra fría que se lleva librando desde hace tiempo entre Estados Unidos, China y Rusia. Estas tres potencias observan constantemente lo que las demás están haciendo en órbita con sus satélites y otros vehículos espaciales para tratar de averiguar qué traman sus rivales y prever posibles peligros, una situación que ha alcanzado notables picos de tensión.
Así, hace unos meses Rusia probó un misil antisatélite que puso en peligro la Estación Espacial Internacional, en 2020 un satélite espía estadounidense fue seguido de cerca por un vehículo ruso similar al SJ-21 y desde 2013 hay informes en Estados Unidos que alertan sobre el rápido avance de las capacidades de la tecnología espacial china en los satélites con brazos robóticos, entre otros casos.
Los posibles ataques. Además de sacar de su órbita a un satélite de otra nación, The Drive señala que vehículos de las características del SJ-21 tienen la capacidad de bloquear las transmisiones y cegar los sensores de otros vehículos espaciales, sabotear sus paneles solares y lentes con aerosoles o manipularlos físicamente de otras formas para dejarnos inoperativos.
Lo que calla Estados Unidos. Además del espionaje y la tensión política y económica constante, la Guerra Fría se caracterizó por el uso de la propaganda como arma: desacreditar al rival y ensalzar a los propios. Tanto las autoridades estadounidenses como sus socios comerciales para la observación del espacio especulan sobre los potenciales peligros de los satélites rusos y chinos de alta precisión para maniobrar cerca de otros vehículos en órbita, pero callan sobre la tecnología propia.
Y es que la información sobre la capacidad de la tecnología espacial del Gobierno de Estados Unidos en temas de defensa está clasificada, por lo que no se tiene una idea clara de lo que sus propios satélites pueden hacer.
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