El problema de la basura espacial probablemente tienda a crecer aunque haya propuestas como la de los cohetes reutilizables de SpaceX y otras compañías, pero hecho el abuso, hecho el negocio. Al menos ésa es la propuesta de una empresa de hacer negocio acabando con la gran cantidad de residuos espaciales que orbitan a nuestro alrededor.
Se trata de Astroscale, una compañía con base en Singapur y oficinas en Japón y Reino Unido cuyo objetivo es que los vuelos espaciales sean seguros en cuanto a evitar colisiones o los problemas que los residuos espaciales pueden causar. La idea: un sistema que "cace" residuos para eliminarlos de la órbita, pero lo complejo del plan es más lo económico que lo tecnológico.
Ir a por ello y destruirlo, así de sencillo
La idea la esquematizan en su web, presentando las que serían sus armas: ELSA-d (siglas para End-of-Life Service by Astroscale) e IDEA OSG-1 (para monitorizar). El primero se trata de un vehículo compuesto de dos a su vez, llamados "Chaser" (cazador) y "Target" (objetivo), que ejecutarán un ejemplo de lo que la empresa realizaría con los residuos: tras ponerse en órbita en torno a los 500-600 kilómetros, atraparlos y destruirlos al entrar a la atmósfera.
La idea no está mal y es la única empresa privada enfocada a este propósito, o al menos la única que lo ha anunciado públicamente. Nació en 2013 y poco a poco ha ido recaudando fondos, el año pasado por ejemplo recibía una inyección de 25 millones de dólares, llevando un total de 53 millones según Space.com.
¿Un negocio del futuro con futuro?
Pero, ¿se puede hacer negocio de esto? Por mucha necesidad que haya no es una meta fácil. Aquí ya repasamos que hay iniciativas por parte de departamentos gubernamentales como DARPA (Estados Unidos), de universidades como la A&M de Texas o de las propias agencias espaciales, como e.Deorbit de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Su baza está clara: hay mucha basura, es peligrosa y cada vez va a haber más, sólo hay que ver los planes de SpaceX e imaginar todo lo que dejarán esos satélites flotando o el hecho de que puedan perderse satélites (¿como Zuma?). Pero según las palabras de Nobu Okada, CEO y fundador de Astroscale, su meta es trabajar con gobiernos y otras compañías, y de hecho se mostraba seguro de que la retirada de residuos espaciales puede ser comercial en la Conferencia New Space Age del pasado 11 de marzo en el MIT, como recogían también en Space.com.
De momento nos queda esperar y ver si las compañías interesadas en poner en funcionamiento flotillas de satélites acaban decantándose por invertir para optar a prevenir los daños de esta basura, según plantea Okada. La demo de ELSA-d despegará si no pasa nada en 2019 en la misión de prueba, con la idea de que en 2020 se inicie la producción en masa de un sistema parecido.
Veremos si finalmente esto es un posible negocio. Lo sea o no, está claro que algo ha de hacerse si además cada vez va a haber más lanzamientos. Aunque en el caso de Astroscale, si no logran sacar rendimiento económico de esto tienen otras iniciativas como la de cápsulas del tiempo lunares, porque no van a ser los astronautas los únicos que dejen ahí recuerdos para la posteridad, claro.
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