Llevamos décadas discutiendo sobre si el Marte fue potencialmente habitable o no. Y lo cierto es que la respuesta es "sí", ya no hay casi ninguna duda. Con el paso de los años, nuestras observaciones, datos de campo y proyectos sugieren que el planeta rojo albergó, al menos durante parte de su historia, condiciones potencialmente favorables para el desarrollo de la vida. Vida microscópica, pero vida al fin y al cabo. Sin embargo, casi nadie ha hecho números para estimar cómo de probable es que esa vida se diera realmente.
Cuando Marte era habitable.... Ahora, Boris Sauterey y sus colegas acaban de publicar en 'Nature Astronomy' en el que sostienen que es altamente probable que el subsuelo del Marte primitivo haya sido habitable para microorganismos que se alimentaban de hidrógeno y producían metano. De hecho, según sus datos, "la producción de biomasa puedo haber sido comparable a la del océano primitivo de la Tierra".
Mismos mecanismos, resultados completamente distintos. Esto es relevante porque estaríamos hablando de que, hace unos 3.700 millones de años, justo cuando en la Tierra se estaba desarrollando también la vida, Marte podría haber albergado ecosistemas relativamente complejos. Más aún, es relevante porque esto mismo nos ayuda a explicar cómo mecanismos muy similares a los que en la Tierra ayudaron a mejorar la habitabilidad del planeta, en Marte provocaron un enfriamiento global que acabó por hacer la vida más un fenómeno difícil de mantener.
Como explicaba el profesor de bioquímica de la Universidad de Alcalá, César Menor, en el SMC, "las diferencias climáticas, geoquímicas (como la salinidad) y, sobre todo, de características y composición de la atmósfera, condicionaron la evolución de esos ecosistemas". Eso provocó un enfriamiento progresivo del planeta e hizo que "la vida en Marte debiera proseguir bajo la superficie, cada vez más profundamente, utilizando procesos geoquímicos como fuente de hidrógeno".
Un mapa con el que buscar la vida. Lo más interesante del trabajo de Boris Sauterey y su equipo es, como dice el astrobiólogo Marínez Frías, los "modelos teóricos". Modelos de gran calidad y originalidad que (aunque siguen siendo "astrobiológicamente especulativos") plantean un buen monto de ideas interesantes con las que trabajar. El más importante: un mapa impagable para buscar los restos de esa vida primigenia.
Las misiones actuales (y, sobre todo, las futuras) tienen a partir de ahora tres lugares concretos (Hellas Planitia, Isidis Planitia y Jezero Crater) donde buscar esa vida temprana cerca de la superficie de Marte. Ya solo queda insistir y tener un poco de suerte.
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