El consenso entre los astrofísicos se centra en la idea de que la expansión del universo continuará inexorablemente hasta el final, acelerándose incluso. Sin embargo esto es solo una hipótesis ampliamente aceptada, que coexiste con otras menos arraigadas. Como la que sostiene que el universo encogerá.
Cambio de ciclo. Y una de las hipótesis que plantea la posibilidad de un final compacto del universo que habitamos va más allá: es posible que el final de la etapa expansiva esté cerca. En términos cosmológicos, claro: estamos hablando de un cambio que podría tardar algo menos de 100 millones de años.
Energía oscura y quintaesencia. La clave de estas hipótesis está en algo que han llamado “quintaesencia”. Este concepto fue creado para referirse a una forma de energía oscura con una naturaleza variable, siendo la energía oscura la responsable del fenómeno de la expansión del universo.
El de la quintaesencia es un concepto tan misterioso como el de la energía oscura, cuya naturaleza desconocemos pese a que, según el modelo cosmológico dominante, abarca cerca de dos tercios de todo el universo. Esta quintaesencia sería la responsable de la aceleración en el crecimiento del universo. También de una hipotética reversión de este.
100 millones de años. Recientemente, un equipo estadounidense de astrónomos creó un modelo cosmológico que incorporaba esta quintaesencia variable. Comprobaron que el modelo era congruente con la posibilidad de que el cambio de tendencia en la expansión del universo estuviera “cerca”.
Según este modelo cabría la posibilidad de que la expansión del universo detuviera su expansión tan “pronto” como dentro de unos 65 millones de años. Tras ello, dentro de menos de 100 millones de años, el universo podría comenzar a contraerse. Los investigadores publicaron los detalles de su modelo en un artículo en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Cuestión de perspectiva. 65 millones de años es mucho tiempo en términos humanos (nuestra especie comenzó su andadura hace apenas 300.000 años). Pero no es mucho si lo comparamos con los 13.700 millones de años que calculamos tiene el universo.
Apenas es mucho comparado con los 4.540 millones de años que se le estiman a nuestro planeta. 65 millones de años es, aproximadamente, el tiempo transcurrido desde el fin de la era de los dinosaurios hasta la nuestra.
Hipótesis diversas. La hipótesis, formulada a través del modelo planteado por los astrónomos, parece ser coherente con las observaciones, pero eso no es mucho decir. Existen otras posibilidades contempladas para explicar las dinámicas de crecimiento del universo, cómo se originó y cuál podemos esperar sea su final.
Las hipótesis sobre el fin del universo pueden catalogarse groso modo entre tres opciones: la posibilidad de que el universo continúe con una expansión acelerada (llamada Big Rip); la de que continúe expandiéndose, pero cada vez más lentamente (Big Freeze); y la de que esta expansión se invierta y el universo acabe contrayéndose (el Big Crunch), hipótesis en la que podría ser englobado el trabajo antes mencionado.
Más allá del final. Esta última hipótesis alberga una pregunta adicional: y después, ¿qué? Podemos asumir que el universo se quedará comprimido depués de esta contracción, pero también podemos considerar la posibilidad de un nuevo Big Bangun “gran rebote” cósmico. En este sentido, existen hipótesis como la cosmología cíclica conforme (CCC), que postula un ciclo eterno de contracciones y expansiones.
Lo cierto es que no sabemos qué ocurrirá con el universo dentro de decenas (o cientos) de miles de millones de años. Poco quedará entonces de los humanos. Es posible, sin embargo, que las observaciones y los modelos nos lleven a tener una respuesta a esta incógnita antes de que nuestro universo acabe desvaneciéndose o implosionando.
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