"Un brillo que cambia drásticamente; una señal que se enciende y se apaga aparentemente al azar". Con esas palabras, Ziteng Wang, estudiante de doctorado en la Escuela de Física de la Universidad de Sydney, describe una serie de señales de radio extremadamente inusuales que vienen del centro de la Vía Láctea.
"La propiedad más extraña de esta nueva señal es que tiene una polarización muy alta. Esto significa que su luz oscila en una sola dirección, pero esa dirección gira con el tiempo", explicaban en The Astrophysical Journal. Por eso, aunque el equipo había pensado inicialmente en que se podía tratar de un púlsar, lo cierto es que los datos no acaban de cuadrar.
¿Más allá del púlsar?
Además, en muchos sentidos, el objeto hizo una aparición muy peculiar: "Comenzó siendo invisible, se volvió brillante, se desvaneció y luego reapareció. Este comportamiento es extraordinario", explicaba la otra coautora del estudio Tara Murphy, profesora del Instituto de Astronomía de Sydney.
De hecho, aunque fue descubierto inicialmente durante un estudio del cielo usando el ASKAP (un radiotelescopio tiene 36 platos que funcionan juntos como un solo telescopio en Australia Occidental), la búsqueda con otros telescopios como el Parkes de Nueva Gales del Sur no encontraron la señal.
Posteriormente, el radiotelescopio MeerKAT en Sudáfrica, más sensible, sí encontró la señal y dio cuenta de que "era intermitente" y solo se está observando "durante 15 minutos cada pocas semanas". Esto suscita preguntas interesantes sobre qué puede producir una señal de ese tipo. El problema es que, pese a que el equipo quiere utilizar telescopios más potentes, es difícil que la respuesta se encuentre.
Seguramente, queda una década para que los radiotelescopios capaces de resolver el misterio estén acabados y en marcha. Sin embargo, es una buena noticia que empecemos a ver las primeras pistas de todo lo que está por descubrir.
Imagen | Carlos Kenobi
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