Durante los últimos meses el telescopio espacial Hubble ha estado observando un festín cósmico. A unos 300 millones de años luz de nosotros (relativamente cerca en términos espaciales), un agujero negro supermasivo engullía una estrella que se había acercado demasiado.
Casi 300 millones de años luz de distancia. AT2022dsb es el nombre que los astrónomos han puesto al evento captado por el Hubble, en el que un agujero negro situado en el centro de la galaxia ESO 583-G004 hizo añicos una estrella que se acercó demasiado a las inmediaciones del agujero.
Los eventos de este tipo son muy intensos pero lentos. Cuando una estrella se acerca demasiado a un agujero negro este la atrapa con su gravedad, tras lo cual comienza un proceso llamado de disrupción (o interrupción) de mareas.
El nombre del evento se debe a su semejanza con los efectos de interacción gravitatoria entre la Tierra y la Luna que causan las mareas. Solo que en este caso, el tremendo tirón gravitatorio deforma el cuerpo atraído (en este caso una estrella) hasta el punto de pulverizarla. Los añicos, hidrógeno, carbono y algún otro elemento más que la estrella deje tras de sí quedan orbitando al agujero negro, formando un anillo en forma de rosquilla. Esta es la fase de la disrupción que ha podido observar el Hubble.
Desde la luz ultravioleta. Eso sí, la observación del Hubble ha tenido sus limitaciones. A 300 millones de años luz, el veterano telescopio se ha tenido que circunscribir a analizar las emisiones ultravioletas del evento. A través de estos instrumentos el Hubble pudo realizar una espectroscopía ultravioleta durante un periodo extenso de tiempo
“Todavía hay muy pocos eventos de mareas que se observan en luz ultravioleta, dado el tiempo de observación. Esto es realmente desafortunado porque hay mucha información que se puede obtener de los espectros ultravioleta” explicaba en una nota de prensa Emily Engelthaler del Center for Astrophysics del Harvard & Smithsonian.
“Estamos entusiasmados porque podemos obtener estos detalles sobre lo que están haciendo los escombros. El evento de marea puede decirnos mucho sobre un agujero negro”, añadía la astrónoma
A los rayos X. A los rayos X. Este último evento ha supuesto una oportunidad única para observar este “banquete” desde la perspectiva ultravioleta. Hace unos meses, un evento semejante, AT2022dsb, fue captado por telescopios que analizaron sus emisiones en otro rango del espectro electromagnético, los rayos X.
Mucho recorrido por delante. Ni la llegada del telescopio James Webb ni los planes de futuro que incluyen ambiciosos telescopios a corto y medio plazo han hecho al Hubble perder su ritmo de trabajo. El Hubble aún tiene mucho que ofrecer, ya sea trabajando en conjunto con el Webb o por sí mismo.
Tanto es así que los planes para extender la vida del veterano telescopio están ya sobre la mesa de los responsables de la NASA. Habrá que esperar por ahora antes de saber cuál es la decisión final sobre esta posibilidad, si veremos el Hubble “reflotado” hacia una órbita que lo permita operar durante unos años (o décadas) más o si verá sus días finiquitados haciendo una reentrada en la atmósfera terrestre dentro de unos 10 o 15 años.
Imagen portada | NASA/CXC/U. Michigan/J. Miller et al.; Illustration: NASA/CXC/M. Weiss
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