Si nadie lo impide, el telescopio Hubble, que tantos años estuviera en la vanguardia de la exploración espacial, acabará perdiendo altura hasta acabar destruido por la fricción contra la atmósfera terrestre. Ahora SpaceX quiere ser ese alguien que lo impida y está trabajando con la NASA para dar un empujón al Hubble para así extender su vida útil.
Perdiendo altura. La NASA anunció hace unas semanas que estaba trabajando junto a la empresa SpaceX estudiando la viabilidad de una misión dedicada a alargar la vida útil del Hubble. El problema que proponen solucionar es la progresiva caída del telescopio orbital causada por la fricción con las capas más externas de la atmósfera.
El Hubble fue lanzado en 1990 y opera a cerca de 540 kilómetros de la superficie terrestre, unos 60 kilómetros por debajo de su órbita inicial y con una trayectoria decadente. Dejado a su aire el Hubble irá cayendo poco a poco. Primero la fricción con la atmósfera hará que comience a rotar. Los volantes de inercia son los encargados de mantener estable el telescopio, pero su capacidad tiene límites.
La fricción acabará forzando la reentrada descontrolada del telescopio en la atmósfera. Esta reentrada sucedería a mediados de la década de 2030 cuando la órbita del telescopio bajara de los 120 kilómetros. Eso si nada acelera o frena el proceso de decaimiento del Hubble.
Un rescate cada vez más difícil. La batalla por el rescate del Hubble es una batalla contra el tiempo que concluiría mucho antes de que el telescopio entrera en la fase de caída descontrolada. Según los cálculos de la NASA, con una órbita por debajo de los 500 kilómetros sería ya imposible capturar el Hubble y reimpulsarlo hacia una nueva órbita. 2027 sería la fecha límite para una misión de rescate.
La NASA ahora está estudiando junto con SpaceX la posibilidad de extender la vida del Hubble. La idea sería “empujar” el telescopio espacial, más o menos como se hiciera en varias ocasiones entre 1993 y 2009 aprovechando las misiones de reparación y modificación del telescopio espacial, misiones que tras la retirada del transbordador espacial se complicaron notablemente. Ahora las cápsulas Crew Dragon de SpaceX podrían solucionar este vacío.
Polaris. El tercer agente implicado en esta maniobra es el magnate Jared Isaacman. El multimillonario que lideró la primera expedición comercial tripulada de SpaceX no ha concluido su colaboración con la empresa de Musk. Hace unos meses anunció la creación de Polaris, un programa espacial con tres misiones que abarcan no solo viajes a bordo de la combinación Falcon 9 y Crew Dragon sino también abarca el que debería ser primer vuelo tripulado de Starship.
Entre los objetivos de la misión está completar la órbita tripulada más lejana a la Tierra y realizar el primer paseo espacial comercial. Si el plan de alargar la vida del Hubble avanza la misión se realizará dentro del marco de este programa.
Sin coste al erario público. La oferta para la misión viene, al menos en principio, sin etiqueta de precio. La propuesta debería tener un coste cero o casi para la agencia espacial estadounidense, aunque no se sabe si el coste sería asumido por SpaceX o por el propio Isaacman.
Según explicaba la NASA al dar cuenta del acuerdo el estudio estaría “diseñado para ayudar a la agencia a entender las posibilidades comerciales”.
La decisión de la agencia, por tanto, no se basa en un estudio de viabilidad económica sino en la viabilidad técnica. “No queremos hacer algo que vaya a poner el Hubble en riesgo de ningún tipo”, aclaraba Jessica Jensen, vicepresidenta de SpaceX.
El remolcador Crew Dragon. La cápsula Crew Dragon sería la encargada de hacer las funciones del transbordador espacial en esta misión. Para ello tendían que realizarse algunas modificaciones en su diseño. Uno de los motivos, explica Daniel Marín, es que la cápsula deberá acoplarse al Hubble por su parte trasera para poder así aprovechar la potencia de sus motores al impulsar el telescopio.
¿Merece la pena el embrollo? Una vez se resuelva la duda de si se puede hacer habrá que responder a la pregunta de si hace falta llevar a cabo la misión. Ésta no contempla más arreglos en el telescopio especial que su remolque hasta una órbita más alta.
A sus 32 años el Hubble tiene un largo recorrido y muchos de sus instrumentos estarán ya en tiempo de descuento cuando llegue el final de su vida útil. Los achaques de la edad pasan ya factura al Hubble, pero es innegable que el veterano telescopio sigue regalándonos imágenes espectaculares.
El Hubble puede aún ayudar a su sucesor, el Telescopio Espacial James Webb, quitándole trabajo y reduciendo así el tiempo de espera para que los astrónomos tienen que guardar antes de poder disponer del potencial del nuevo telescopio.
Imagen | NASA
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