La cámara coronal de alta resolución es uno de los instrumentos más sorprendentes de la astronomía: es capaz de fotografiar el Sol con una resolución sin precedentes. Esto nos ha llevado a descubrimientos curiosísimos.
Entre ellos está la aparición de unos misteriosos hilos de plasma de 200 Km que no habían sido observados nunca antes. Su aparición nos da la oportunidad de entender nuevos aspectos importantes de la dinámica solar.
Así se ve el Sol de cerca
Hi-C es el acrónimo de un instrumento diseñado para obtener imágenes de la corona solar mediante imágenes UV extrema (EUV) a una resolución aproximada 0.1 segundos de arco por píxel, un logro inigualable por cualquier telescopio hasta la fecha. Sus imágenes nos muestran la corona solar con una definición sin parangón, lo que permite encontrar sorpresas de todo tipo.
Entre ellas están unos hilos de plasma caliente que cubren pequeñas regiones específicas y que no habían sido descubiertos hasta la fecha a pesar de que las imágenes se tomaron en 2018. La razón de ello es que, incluso bajo la espectacular lupa de este telescopio, estos aparecen poco claros ante las increíblemente poderosas llamaradas solares.
Lo que se ve en las imágenes tomadas por el Hi-C es una tremenda explosión solar, con una gran manifestación magnética. Los hilos que pasaron desapercibidos hasta la fecha, también tienen actividad magnética y sabemos que se forman por plasma muy caliente. Los investigadores de la Universidad de Central Lancashire y de la NASA están tratando de entender qué papel juegan estos en la actividad solar.
Por ejemplo, los científicos intentan saber si participan en las erupciones solares, una de las actividades que más efectos conlleva y cuya radiación llega claramente hasta nuestro pequeño planeta. Además de estas estructuras, con la Hi-C, la NASA pretende observar estructuras aún más pequeñas y hasta ahora desconocidas de la superficie solar, una región que solo unas pocas misiones se han atrevido a analizar de cerca.
Un telescopio que apunta al Sol
El Hi-C es un telescopio relativamente barato que orbita a más de 280 Km sobre la superficie terrestre. Fue lanzado en julio de 2012 y, desde entonces, ha trabajado tomando las imágenes solares con mayor resolución de la historia. Para ello, este instrumento de poco más de 200 Kg y tres metros lleva incorporadas unas complejas lentes de espejo de 24 cm, consideradas como algunas de las piezas más sofisticadas de cristal jamás construidas.
El sistema de imagen del Hi-C fue diseñado para tener una resolución de 0.1 segundos de arco por píxel, unas 14 veces mayor resolución que la que obtiene el Observatorio de Dinámica Solar, el más prestigioso en este tipo de imágenes antes del Hi-C. Este sistema está basado en una versión personalizada del E2V CCD203 de Lockheed Martin, un dispositivo acoplado a carga, o CCD, de 4.000×4.000 píxeles con 4 grandes canales retroiluminados.
¿Qué ocurre en el Sol?
Aunque lo vemos todos los días, y sabemos hasta cómo sonaría, el astro que nos ilumina todavía esconde un montón de secretos. Según sabemos, nuestra estrella es un enorme horno con casi 1.400.000 Km de diámetro. En su interior, los fotones se generan como consecuencia de brutales reacciones termonucleares a más de 15 millones de grados Kelvin. El núcleo proporciona toda la energía de la estrella gracias a la fusión de casi cuatro millones de toneladas de hidrógeno por segundo. Pero, volviendo a los fotones, estos salen despedidos, repelidos por la reacción.
Sin embargo, no lo hace de manera inmediata. El fotón es lanzado hacia afuera, absorbido y repelido por billones de otros fotones procedentes de la sopa energética que es el interior del Sol, intentando escapar. La partícula tardará entre diez días, en el mejor de los casos, o varios años en el peor, en escapar del núcleo, como si de un laberinto se tratase, y llegar a la capa siguiente, la radiativa.
En esta zona, el fotón es atrapado y liberado incontables veces por una capa de átomos ionizados, y permanecerá en ella varias decenas de miles de años. Tras un largo peregrinaje, miles de años después, alcanza la zona convectiva, donde ya no es lanzado por radiación, sino que se mueve con la masa de gas caliente en convección. Esta es la última fase antes de llegar a la fotosfera.
Tras miles de años de viaje, la fotosfera es atravesada en apenas unos meses. En esta zona se producen las llamaradas solares, grandes anillos de gas de cientos de miles de kilómetros, como las fotografiadas por la Hi-C y que atraviesan la superficie del Sol. Todavía quedan las últimas capas la cromosfera y la corona solar, que es lo que vemos y fotografiamos. Hasta ella llegan las llamaradas y otros fenómenos solares que todavía no comprendemos del todo.
Imágenes | Hi-C/NASA
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