Puede que si lo leísteis recordéis cuando hablamos de los ordenadores que hicieron posible la llegada del ser humano a la Luna: máquinas enormes y muy avanzadas para el momento que ahora mismo no serían más potentes que tu móvil. Pues un par de esas joyas ancestrales vio la luz tras años escondidas, y ahora la NASA hace público que se descubrieron dos ordenadores y cientos de bobinas de la época de las misiones Apollo en un sótano particular.
De que pertenecieron a la agencia no hay duda dado que los ordenadores están claramente marcados con un "NASA PROPERTY", y también figuran los nombres de alguna misión. El hallazgo se produjo cuando un chatarrero cumplía con el encargo de vaciar un sótano en Pittsburg (Estados Unidos), pero el emplazamiento perteneció a un antiguo trabajador para la agencia y éste se quedó un recuerdo bastante grande.
Más de 300 bobinas y dos ordenadores como armarios
De la anécdota se hace eco Ars Technica, donde incluyen el informe que la propia NASA hizo en su momento, concretamente el 8 de diciembre de 2015. Fue por parte de la Oficina del Inspector General (OIG) en respuesta a un Acta de Liberación de Información (FOIA).
¿Y qué hacían dos equipos de la NASA en un sótano particular? Al parecer un ingeniero de IBM que trabajaba en la agencia (concretamente en el IBM Allegheny Center Pittsburgh) se las llevó aprovechando que la compañía estaba deshaciéndose de antiguos equipos, guardándolas pues a buen recaudo. Esto ocurría en torno a los años 70 y el material ha perdurado allí hasta que los ya herederos del ingeniero requirieron los servicios de un chatarrero para vaciar el sótano.
Fue éste quien las encontró y lo notificó a la NASA, de hecho en el informe vemos un torrente de mails entre los cuales se leen algunos de éste (todo con los datos personales ocultos) preguntando si la agencia quería ese material y explicando la situación. Lo que también quisieron dejar claro los herederos es que no se trataba de un material robado, y pidieron al chatarrero que así lo matizara.
"Quédenselo" (firmado: la NASA)
La NASA no mostró interés en recuperar los equipos, y de hecho especificaron que no necesitaban los ordenadores y que "no tenían utilidad" para ellos, y básicamente las dejaron allí, también porque además pesaban y medían demasiado y no compensaba recogerlos.
Las bobinas tampoco tuvieron un peso histórico para la agencia y especificaron que no había ninguna prueba de que "este material es significativo a nivel histórico", recomendando incluso su destrucción. Según lo que redactaron los investigadores había 325 cintas magnéticas de 14 pulgadas de diámetro (probablemente de instrumentación y no de computadoras, por estas características, según el informe) y media de ancho que se encontraban en un estado de desgaste muy avanzado, la mayoría incluso con moho "moderado o severo".
¿Y qué había en ellas? Muchas no estaban etiquetadas (había 215 sin etiquetar o con una etiqueta que no señalaba una misión en concreto), pero las que sí tenían una indicación hacían referencia a determinadas misiones espaciales de las décadas de los 60s y 70s, especificándose la Pioneer y la Helios (que se sucedieron entre 1967 y 1974).
- Misión Pioneer 8: una bobina (etiquetada como "PN8").
- Misión Pioneer 9: dos bobinas (etiquetadas como "PN9").
- Misión Pioneer 10: 40 bobinas (etiquetadas como "PN10").
- Misión Pioneer 11: 53 bobinas (etiquetadas como "PN11").
- Helios 1: diez bobinas (etiquetadas como "HEL1" y "HEL-A").
- (Probable) Helios A: dos bobinas (etiquetadas como "HESA")
- Intelsat IV: 2 bobinas.
¿Habrá alguno más?
Aunque no se trate de ordenadores o cintas involucradas en misiones tan míticas como las Apollo, el descubrimiento no deja de ser curioso y de momento no se sabe de otros casos similares. De éste se ha sabido porque la NASA ha hecho público el informe, el cual incluía fotografías del material en cuestión, y se desconoce si otros ingenieros o trabajadores pensaron o pudieron hacer lo mismo.
Lógicamente otros materiales sí fueron conservados por la NASA por su relevancia y actualmente están expuestos en salas o museos, como el que usaron Christine Darden y el resto de equipos de computación en el centro Langley (y que ahora tienen cierto reclamo por la película 'Figuras ocultas') o el Apollo Guidance Computer en el Computer History Museum.
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