La misión Chang'e 5 de China es una de las más excitantes en estos últimos años. Con el propósito de recoger muestras lunares por primera vez en cinco décadas, el país asiático envió a Chang'e 5 hasta nuestro satélite y ahora lo está trayendo de vuelta con dos kilogramos de muestras. Más o menos, porque parte de la nave, tras acabar su misión, se ha quedado en la Luna. Y ahora que se ha hecho de noche ahí, no lo está pasando nada bien.
Chang'e 5 se compone de varias piezas y partes que han sido cruciales en cada fase de la misión. El propulsor para llegar a la luna, el módulo de aterrizaje, la cápsula con las muestra, el orbitador... De entre estas partes destaca el lander, que fue el encargado de descender hasta la superficie lunar, recoger las muestras y ayudar a la cápsula a volver al orbitador. Para esto último se sacrificó quedándose en la Luna.
Cuando explicamos el lanzamiento de la misión avisamos de la importancia de completar la misión en menos de catorce días. Había una razón de ser para esto, y es que 14 días es lo que dura un "día lunar". China, con el objetivo en mente de optimizar lo máximo posible la misión, no equipó a la nave con protectores térmicos. Esto ahorra de forma considerable en peso y volumen, pero también arriesga y limita la misión a que se complete durante el día lunar. De lo contrario ocurre lo que ha ocurrido: congelación de todos los circuitos y piezas de la nave.
Las frías noches lunares a -190 °C
Ahora que se ha hecho de noche en la Luna donde aterrizó el lander, este ha acabado congelado a unas temperaturas que suelen descender hasta los -190 °C. Al no contar con protectores térmicos como sí lo hacen los landers Chang'e 3 y Chang'e 4, el Chang'e 5 ha dejado de responder y sus sistemas internos se han estropeado.
Esta pérdida del lander no es un fracaso para la misión, de hecho es justamente lo planeado. El lander ya hizo su trabajo aterrizando espectacularmente bien en la superficie lunar, recogiendo datos de ahí y ayudando a la cápsula a volver al orbitador. El orbitador ahora se encuentra de vuelta hacia la Tierra.
Además de recoger alrededor de 2 kilogramos de muestras, el módulo de aterrizaje llevó a cabo diferentes experimentos con un radar que ha ofrecido información sobre las capas debajo del sitio de aterrizaje. Un espectrómetro de imágenes analizó la composición del regolito superficial y además con una cámara panorámica se tomaron detalladas fotografías de Oceanus Procellarum, el área de la Luna donde aterrizó.
Mientras el lander sucumbe a las frías temperaturas de la noche lunar, el resto de la nave está de camino a la Tierra con las muestras recogidas. Se espera que la cápsula con las muestras se desprenda de la nave y caiga en algún lugar de Inner Mongolia este próximo 17 de diciembre. De hacerlo con éxito y si los investigadores chinos recogen a salvo las muestras, será la primera vez en casi 50 años que lo hace de nuevo la humanidad. Previamente sólo Estados Unidos y la antigua Unión Soviética han conseguido traer muestras lunares a la Tierra. Otros como Japón las han traído recientemente de asteroides.
Vía | SCMP
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