Al hablar de los telescopios espaciales ya vimos las distintas maneras que tienen los astrónomos de “ver” los cuerpos celestes. Capturas e imágenes que se procesan en algunos casos hasta fascinantes instantáneas, pero es habitual que las fotos espaciales que vemos tengan colores falseados.
La idea no es engañarnos ni hay una conspiración de la NASA sobre ello (aunque eso seguro que gustaría a muchos). El recurso de colorear tiene interés científico y no siempre estético, aunque en general lo que se procura es que las imágenes sean menos complejas y más universales (nunca mejor dicho).
Coloreando planetas y galaxias desde la adolescencia de la carrera espacial
El falseo de color se emplea desde hace décadas en astronomía, cuando la única fuente de las imágenes era su llegada por radio en escala de grises. Leemos en StarChild que los radioastrónomos asignaban un color a cada gama de gris, desde el negro hasta el blanco puros.
Así, al rojo se daba a la emisión más intensa y el azul a la menos, siendo los niveles intermedios los colores naranja, amarillo y verde (y quedando el negro para los espacios donde no había emisión de radio).
El objetivo de falsear color es interpretar las imágenes y en la mayoría de casos en recabar más información
Es decir, aunque se base en un falseo no se trata de que al final quede un resultado que diste de lo real como muchas fotos ultraprocesadas (en 500px, por ejemplo, se encuentran fácilmente), sino de una interpretación y en la mayoría de casos en recabar más información. Más de la que obtendríamos si viésemos un determinado fenómeno astronómico con nuestro ojo desnudo o sólo teniendo en cuenta el espectro visible.
Esto, de hecho, marca la principal diferencia entre dos grandes telescopios espaciales: uno funcional, el Hubble, y otro que aún no está activo, el James Webb (JWST), pero del que se espera mucho. El Hubble es un telescopio óptico y el JWST es de infrarrojos, o lo que es lo mismo, que para ver las "fotografías" del JWST hay que hacer necesariamente una "traducción" de sus datos.
Sin embargo, es este falseo de color lo que los pone en la misma línea pese a su distinta naturaleza, ya que las imágenes que vemos del Hubble también se procesan aplicando este procedimiento. Algo que se hace de una manera u otra según se quiera:
- Representar cómo veríamos un evento espacial si fuésemos capaces de viajar hasta él (con nuestro ojo desnudo).
- Para poder ver lo invisible (radiaciones, gases, etc.).
- Para destacar ciertos detalles.
Hablando de estos dos telescopios, explica Maggie Masetti, astrofísica de la NASA, que la belleza y la calidad en las imágenes astronómicas depende de dos factores: el detalle de la imagen y los píxeles de la cámara. El JWST obviamente supera al Hubble en ambos aspectos (aunque el más antiguo tampoco queda a mucha distancia) y las imágenes que capturará tendrán mucho más detalle que las del segundo al trabajar con infrarrojos.
El Instagram de los planetas
El fundamento de las cámaras fotográficas de los telescopios es el mismo que el del resto de cámaras: a muy grandes rasgos, la combinación de lentes y espejos con sensores. Éstos suelen ser de un determinado tipo que captura imágenes monocromas, los circuitos de carga acoplada (Charge Coupled Device, CCD), unos sensores que capturan en imágenes monocromas.
Lo que también es habitual en fotografía de superficie terrestre y espacial es el recurrir a filtros. Con ellos se logra discriminar entre el espectro de luz que interese, dejando pasar sólo ciertas longitudes de onda y facilitando el estudio de los fenómenos que interesan (por ejemplo, los filtros de banda ancha para los procesos atómicos).
Muchas de las imágenes que vemos del Hubble son la composición de tres exposiciones: rojo, verde y azul. Son los tres colores primarios (en física) cuya combinación en distinta proporción da casi todos los colores del espectro visible (son los que entremezclan los monitores, pantallas, etc.), de ahí que al unificar imágenes de cada uno de estos filtros pueda lograrse una en color bastante fiel a lo que veríamos con nuestros ojos (luego veremos qué tipos de fotografía solemos ver).
Pero el uso de los filtros resulta útil sobre todo por su capacidad de discriminar precisamente las longitudes de onda que quedan fuera del espectro visible (por debajo o por arriba), capturando radiaciones e imágenes que de otro modo no veríamos. Estas imágenes suelen procesarse igualmente, aunque su principal cometido no sea el de que quede una fotografía fascinante, y los colores que quedan suelen ser una guía a la hora del estudio científico (por ejemplo, destacar zonas según temperatura, etc.).
El procesado espacial es especial
Así, las imágenes que solemos ver están ya procesadas (es decir, no vemos el RAW tal cual sale), pero lo que interesa de las imágenes a nivel científico dista de lo que interesa a nivel estético o fotográfico, como explican en Space Telescopes. Es decir, en realidad no sería estrictamente necesario adjudicar un color a cada exposición, pero en el procesado se hace esto y además se eliminan los artefactos que en ocasiones aparecen.
Eso sí, la edición del archivo RAW es algo especial y se diferencia bastante de lo que hacemos cuando vemos que hay en la SD de nuestra cámara. Ya no en cuanto al software o a los parámetros que se requieren, sino porque más que editar lo que se hace al procesar una foto en astronomía u otras ciencias es crear (por aquello de que se parte de un lienzo monocromo y se ha de aplicar el color).
De ahí que el editor tenga bastante libertad a la hora de que al final la estética quede de una u otra manera, aunque hay ciertas reglas que tendrá que seguir necesariamente. Una de ellas es que la que veremos ahora en cuanto al orden de asignación de colores a cada exposición para las fotos "realistas".
Los tipos de fotografía espacial
En la web del Hubble hay una sección dedicada al procesado de las imágenes que captura el famoso observatorio. Las clasifican en tres tipos según cómo se editen y lo que se busque conseguir:
- Color natural: son las que quedan tras procesar tres imágenes obtenidas de filtros cercanos a los colores verde, rojo y azul. Lo que veríamos si fuésemos capaces de viajar hasta el evento que sale en la foto. Para lograr este tipo de imágenes, es imprescindible asignar los colores a las exposiciones por orden cromático, es decir, la longitud de onda más corta ha de corresponder al azul, la media al verde y la ancha al rojo.
- Color representativo: cuando alguna de las fotografías de la composición capta una radiación que está fuera del espectro visible. La imagen suele mostrar información importante del objeto que no es visible para el ojo humano (radiación electromagnética, rayos X, etc.), y suele seguirse también el orden cromático para la asignación de colores.
- Color realzado: cuando no se usa el orden cromático para asignar colores (normalmente por motivos estéticos).
Ver mejor lo invisible
Masetti explicaba los detalles del procesamiento de las imágenes que proporcionan telescopios espaciales como el Hubble a colación de una duda que, según ella, está bastante extendida entre los aficionados a la astronomía: si el JWST es un telescopio de infrarrojos, ¿no será capaz de daros imágenes tan bonitas como el Hubble (óptico)?
Explica la especialista que una cosa no quita a la otra, y que de hecho el JWST proporcionará no sólo fotos bonitas, sino mucho más detalladas. Lo resume en una frase:
Hay cosas que el Hubble no puede ver y de las que queremos saber más, y necesitamos un telescopio de infrarrojos para aprender sobre ellas.
Cosas como el nacimiento de estrellas y planetas de nubes de polvo y gas, galaxias y estrellas muy antiguas tan lejanas que dejan un rastro de luz infrarroja, etc. Y nos recuerda lo útil de capturar diferentes longitudes de onda, pudiendo formar imágenes compuestas como ésta de la galaxia M-82, con tomas en rayos X (Chandra), infrarrojos (Spitzer) y luz visible (Hubble).
Imágenes | NASA/JPL-Caltech/SwRI/MSSS/Björn Jónsson, NASA/JPL-Caltech/SwRI/MSSS/Mik Petter
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