Llevamos años buscando el Planeta 9: más de 3.000 nuevas simulaciones sugieren que no es un planeta y nunca lo ha sido

  • Tal vez la razón por la que no encontramos el noveno planeta del sistema solar sea que no existe

  • Una estrella que pasó cerca del Sol encaja con la configuración actual de objetos con órbitas irregulares

  • Los modelos explican el origen y la distribución de colores de objetos transneptunianos y lunas irregulares

Paso de una estrella cerca del sistema solar
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La posibilidad de que exista un noveno planeta más allá de Neptuno obsesiona a los astrónomos que, desde hace décadas, intentan explicar las perturbaciones gravitacionales de algunos objetos lejanos del sistema solar. A medida que se quedan sin sitios donde mirar, las simulaciones sugieren que tal vez nunca fuera el Planeta 9, sino una estrella que pasó cerca del Sol.

El misterio de los TNOs. Se sabe que los planetas gigantes jugaron un papel importante en la redistribución de pequeños cuerpos celestes durante las primeras etapas del sistema solar. Algunos objetos fueron capturados por planetas gigantes, convirtiéndose en lunas irregulares, y otros fueron empujados hacia las afueras del sistema solar: asteroides y cometas que hoy se conocen como objetos transneptunianos (TNOs).

El primer TNO en ser descubierto fue 2008 KV42. Han pasado 16 años, y los astrónomos todavía no han encontrado un Planeta 9 que explique su órbita retrógrada y altamente inclinada, lo que da peso a la hipótesis de que el noveno planeta podría no existir y que las órbitas extrañas de los TNOs podrían deberse a otros factores, como un encuentro estelar.

Una alternativa al Planeta 9. Un equipo internacional de investigadores sugiere ahora que, en lugar de un noveno planeta, una estrella que pasó cerca del Sol pudo haber empujado objetos más allá de Neptuno hacia los planetas gigantes, explicando el origen de sus lunas irregulares y ciertas características de los objetos transneptunianos.

Dos estudios, uno publicado en Nature Astronomy y otro en The Astrophysical Journal Letters, ofrecen una explicación sencilla y coherente para el origen de las lunas irregulares de los planetas gigantes y de las perturbaciones orbitales de los TNOs. Una estrella que pasaba, y no el Planeta 9, podría ser la pieza que llevábamos años buscando en el rompecabezas del sistema solar.

Más de 3.000 simulaciones. Los investigadores modelaron la evolución del sistema solar con miles de simulaciones, variando la masa y distancia de distintas estrellas que podrían haber pasado cerca del sistema solar. Una estrella de aproximadamente 0,8 masas solares que habría pasado a una distancia de 110 UA del Sol con una inclinación de 70 grados encaja con las órbitas actuales de los TNOs y las lunas irregulares.

El paso cercano de una estrella no es improbable. El sistema solar probablemente se formase en un entorno estelar denso, donde las interacciones cercanas entre estrellas eran más comunes, haciendo plausible que un encuentro estelar influyese en la actual configuración del sistema solar exterior.

Posible influencia en la vida terrestre. Según este modelo, aproximadamente el 7,2% de los objetos transneptunianos fueron inyectados por el paso de la estrella en la región de los planetas gigantes. Muchos de estos objetos tenían órbitas retrógradas (en sentido opuesto a la rotación del Sol), lo que explicaría por qué hay más lunas irregulares retrógradas que prógradas alrededor de Júpiter y Saturno.

Aunque muchos de los TNOs acabaron expulsados del sistema solar, una fracción significativa permaneció en regiones donde fueron capturados por los planetas gigantes. Estos objetos podrían haber transportado volátiles y materiales prebióticos hacia los planetas rocosos, lo que potencialmente pudo contribuir en el surgimiento de la vida.

Explica que no haya lunas muy rojas. Otra pieza que encaja con esta hipótesis es la distribución de colores de las lunas irregulares y los objetos transneptunianos, particularmente por la ausencia de objetos muy rojos entre las lunas irregulares de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.

Los TNOs de más allá de 60 UA, de donde provienen los objetos inyectados, carecen de los tonos rojizos observados en otras partes, como las lunas irregulares. Son más argumentos a favor de que un encuentro cercano con una estrella podría haber alterado las órbitas de los objetos transneptunianos, enviándolos hacia el interior del sistema solar, donde fueron capturados por los planetas gigantes para convertirse en lunas irregulares.

Qué sigue. Si bien las órbitas inusuales de los objetos transneptunianos y las lunas irregulares podrían explicarse con el paso de una estrella y sin la necesidad de un Planeta 9, harán falta más estudios para explorar cómo encaja este escenario con otras características del sistema solar, como los asteroides troyanos.

La llegada de telescopios más potentes, empezando por el Observatorio Vera Rubin, permitirá detectar más lunas irregulares y TNOs para poner a prueba esta hipótesis.

Imagen | Pfalzner et al.

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