Se trata del mismo acoplamiento que muestra la Luna, con idénticos periodos de órbita y rotación
La Luna tiene una cara oculta. O la tenía hasta 1959, cuando la sonda soviética Luna 3 nos envió por primera vez imágenes de esta mitad alejada del satélite. Cuando un satélite orbita a la par que rota, encarando siempre de la misma forma al planeta al que orbita, hablamos del fenómeno del acoplamiento de marea. Un fenómeno que no solo afecta a satélites.
El primer planeta acoplado. Un equipo de astrónomos acaba de observar por primera vez un exoplaneta acoplado por marea a su estrella. Se trata de la supertierra conocida como LHS 3844b.
El acoplamiento de marea debe su nombre a las mareas oceánicas ya que ambas tienen que ver con cómo la gravedad afecta a las distintas partes de un objeto que orbita a uno mayor. La fuerza de marea tiende a deformar los objetos, haciendo que tiendan a hacerse ovalados. En la Tierra esto hace que los océanos se eleven o desciendan, pero si el tirón gravitatorio es suficiente, puede deformar cuerpos rocosos como la Luna.
Al quedar deformados con forma ovalada, el objeto menor tiende a apuntar con su semieje mayor al objeto al que orbita debido a que este lado tiene más masa. Órbita a órbita el movimiento de rotación se va acoplando al movimiento orbital de forma que esta sintonía se mantiene aun si el influjo gravitatorio “deformante” deja de ser tan intenso..
Kua’Kua. LHS 3844b también recibe el nombre de Kua’Kua, la palabra bribri (un idioma indígena hablado en Costa Rica) utilizada para referirse a las mariposas. Esta supertierra fue descubierta en 2019 y ha llamado desde entonces la atención de los astrónomos. Se estima que su masa es 2,25 veces la de la Tierra y su diámetro aproximadamente 1,3 veces superior.
Kua’Kua se sitúa en el sistema LHS 3844 ubicado a unos 49 años luz del nuestro. Orbita a su estrella cerca, a 0,00622 unidades astronómicas de distancia, es decir a un 0,6% de la distancia que nos separa a nosotros del Sol. Tarda medio día en dar la órbita y, como sabemos ahora, también es eso lo que tarda en rotar.
Uno de los aspectos que hace a este planeta interesante está precisamente en la estrella a la que orbita. Se trata de una estrella tipo M, más rojiza y fría que la nuestra y con un brillo más tenue. Las estrellas de tipo M son, y aquí una de las claves del hallazgo, las más frecuentes en nuestro entorno.
En el infrarrojo. El equipo responsable del descubrimiento creó una simulación térmica del planeta y comparó este modelo con las observaciones en en espectro infrarrojo obtenidas por el telescopio orbital Spitzer.
Pudieron comprobar así si las observaciones se ajustaban más a un planeta en el que la energía solar se reparte entre distintos puntos de su geografía o si por el contrario respondía a un planeta siempre encarando de la misma forma a su estrella. El equipo publicó los detalles de su trabajo en un artículo en la revista The Astrophysical Journal.
La “zona terminator”. Kua’Kua ha sido descrita como una supertierra de lava, un lugar muy poco hospitalario para el desarrollo de la vida. Pero la existencia de planetas acoplados a sus estrellas abre un nuevo camino en la búsqueda de vida extraterrestre. Más concretamente en la “zona terminator”, el cinturón crepuscular de este tipo de planetas.
Este cinturón se encuentra en un eterno amanecer (o anochecer), al igual que el resto del planeta se encuentra en un día o una noche eternas. Esta situación puede dar lugar a que planetas cuya habitabilidad habíamos descartado por encontrarse demasiado cerca de su estrella. Esto ocurre en estrellas enanas de tipo M, como LHS 3844. Estrellas como LHS 3844, pero no LHS 3844, ya que Kua’Kua orbita aún más cerca de ésta.
En Xataka | El James Webb ya tiene encomendada una primera misión: observar una enigmática "supertierra" de lava
Imagen | NASA, ESA, CSA, Dani Player (STScI)
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