“Di un puñetazo al aire cuando llegaron las primeras imágenes y después me emocioné cada vez más”. El comentario es de Jack Wright y aunque parece que habla de cómo vivió el clásico de La Liga o los minutos finales de un partido de Rafa Nadal, lo que realmente está contando es cómo recibió el material emitido por la misión BepiColombo en su segundo sobrevuelo de Mercurio.
Su emoción es comprensible. No todos los días se recibe una “postal” enviada desde las proximidades de un vecino del Sistema Solar situado a millones de kilómetros. Y menos aún con la claridad y definición de las imágenes emitidas por BepiColombo el jueves, cuando logró acercarse a solo un par de cientos de kilómetros de la superficie del planeta, el más cercano al Sol.
La nave de la misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y su homóloga japonesa (JAXA) llegó a pasar a 200 kilómetros de Mercurio, si bien esa marca se alcanzó en el lado nocturno del planeta. Las primeras imágenes que nos muestran a nuestro vecino del Sistema Solar iluminado se tomaron unos minutos después, cuando la nave estaba situada ya a 800 kilómetros.
Un book de fotos único
En total BepiColombo capturó material durante aproximadamente 40 minutos, mientras la nave continuaba alejándose del planeta como parte de su periplo programado.
La ESA y JAXA capturaron el material gracias a las tres cámaras de monitoreo (MCAM) que incorpora la nave y muestran instantáneas en blanco y negro con una resolución de 1024x1024 píxeles, lo que nos permite apreciar la topografía de Mercurio, cubierto de cráteres.
“Las imágenes muestran detalles hermosos de Mercurio, incluido uno de mis cráteres favoritos, Heaney, cuyo nombre sugerí hace algunos años”, anota Wright, del equipo MCAM e investigador asociado del Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) de la ESA en Madrid.
En la selección de imágenes compartida por la ESA puede apreciarse el Heaney, de 125 kilómetros de ancho; pero también otras depresiones, como Neruda, Amaral, Beckett, Grainger o Sher-Gil. Una de las imágenes más sorprendentes que deja BepiColombo es la cuenca Caloris, de 1.550 kilómetros de ancho y que la nave pudo captar mientras el Sol brillaba con fuerza desde la parte superior.
Uno de los objetivos de BepiColombo es de hecho comprender mejor la composición de las lavas volcánicas de Caloris y sus alrededores. Los científicos creen que se formaron unos cien millones de años después que la propia cuenca, un dato sobre el que la ESA y JAXA esperan arrojar luz ahora.
El de esta semana es el segundo sobrevuelo de BepiColombo, que prevé completar seis antes de llegar a la órbita de Mercurio en 2025. Para el próximo habrá que esperar un año: está programado para el 20 de junio de 2023. La misión científica principal arrancará, si todo va según lo previsto y se cumple el cronograma trazado por las agencias espaciales, a principios de 2026.
“Las imágenes del primero sobrevuelo fueron buenas, pero las del segundo son mejores”, celebra David Rothery, de la Open University y director del Grupo de Trabajo de Composición y Superficie de Mercurio en la agencia europea: “Resaltan muchos de los objetivos científicos que podremos abordar cuando BepiColombo entre en órbita. Quiero entender su historia volcánica y tectónica”.
La misión impulsada de forma conjunta por la ESA y JAXA ampliará nuestro conocimiento sobre el vecino más próximo al Sol, del que ya hemos obtenido información gracias al programa Messenger de la NASA, que orbitó Mercurio entre 2011 y 2015; y Mariner 10, activado también por la agencia espacial estadounidense y que sobrevoló el planeta a mediados de la década de los 70.
Imágenes | ESA
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