Uno de los tres satélites de la misión ANSER se quemó en la atmósfera por el fallo de un cohete Vega
La misión ha seguido adelante con los dos satélites restantes, no exenta de desafíos
La Comisión Europea reservó al INTA un hueco preferencial para lanzar un sustituto en 2024
España no está teniendo suerte con sus lanzamientos a bordo del cohete Vega. En 2020, un cable mal conectado causó la desviación del lanzador europeo y la destrucción del satélite español SEOSat-Ingenio, un proyecto de 200 millones de euros financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. En octubre de 2023, un nuevo fallo, esta vez en el despliegue de los satélites, provocó la pérdida parcial del primer clúster de satélites español: la misión ANSER.
Diseñada por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) del Ministerio de Defensa, la misión ANSER se planteó como un conjunto de tres nanosatélites para monitorizar la calidad de los ríos, los embalses y las lagunas de la península ibérica. Sin embargo, el objetivo fundamental de la misión era probar por primera vez el concepto de clúster de satélites: una serie de pequeños satélites que vuelan juntos sin usar ningún tipo de propulsión, coordinándose como una bandada de pájaros y aprovechando los efectos aerodinámicos de la órbita baja terrestre.
La diferencia entre un clúster y una constelación de satélites, como GPS o Starlink, es que los satélites de las constelaciones vuelan a distancia y en diferentes órbitas para prestar de forma coordinada un mismo servicio, mientras que los satélites de un clúster, como ANSER, sobrevuelan la Tierra desde el mismo punto para dar un conjunto de datos integrado. Cada satélite tiene su papel.
Qué pasó con los dos satélites huérfanos
El despliegue fallido del cohete Vega causó la desintegración de dos cargas útiles de distintas misiones, entre ellas el nanosatélite ANSER-LEADER del clúster de INTA, como confirmó semanas más tarde Arianespace. Los otros dos nanosatélites españoles, ANSER-FOLLOWER1 y ANSER-FOLLOWER2, se desplegaron sin problema.
La idea original del INTA era que desde tierra solo se contactara con el 'líder' y este actuara como nodo para retransmitir comandos y telemetría a sus 'seguidores'. Sin embargo, los tres satélites estaban equipados para comunicarse con los controladores en tierra, así que pudieron seguir adelante con uno de los satélites huérfanos interpretando el papel de líder.
En general, mucho de lo que se había diseñado para tres satélites se podrá probar con dos. "Por ejemplo, se probarán las estrategias de vuelo pasivo en formación con dos satélites en vez de tres, lo cual sigue siendo igual de novedoso y provechoso", dijo a Xataka César Arza, responsable de la Unidad de Análisis de Misión del INTA.
Sin propulsión, los satélites vuelan de forma coordinada moviendo ruedas de inercia y otros componentes móviles. Aun empobrecido por la pérdida de un satélite, este concepto de clúster sigue siendo un campo prácticamente inexplorado, por lo que cualquier prueba en órbita que valide las simulaciones en tierra tiene mucho valor para los ingenieros aeroespaciales del INTA.
Un nuevo líder en camino, con embarque preferente
La puesta en servicio de los satélites ha sido desafiante desde el principio, no solo por la pérdida del LEADER. Cuenta el INTA en su web que tuvo un susto con el FOLLOWER1 tras el despliegue, pero pudo reproducir el problema en un modelo de respaldo en tierra y enviar una actualización de software al satélite para solucionarlo.
Dos meses más tarde, los satélites ANSER se encuentran en buen estado de salud, con sus paneles solares y baterías funcionando como se esperaba, y en contacto con las antenas de la base del INTA en Torrejón de Ardoz cuando la sobrevuelan.
Aun así, quedan problemas por solucionar y subsistemas que calibrar antes de la entrada en servicio de la misión, que se prevé para principios de 2024. "Las pruebas iniciales para asegurar que los satélites funcionan como se espera antes de su puesta en operación nominal está siendo muy demandante y a la vez muy interesante por todos los desafíos que estamos encontrándonos", admitió Arza.
En paralelo con las actividades de puesta en servicio del sistema, se está ensamblando un nuevo satélite llamado LEADER-S que reemplazará al satélite perdido. Dice el INTA que estará listo para final del mes de febrero, y que la Comisión Europea ya les ha reservado un hueco preferencial para lanzar en 2024 por el fallo en el lanzamiento anterior.
En cuanto a las responsabilidades por la pérdida del satélite, "la investigación sigue su curso y de momento no hemos recibido ninguna comunicación oficial sobre los avances de dicha investigación por parte de Arianespace", dijo Arza.
Los cohetes Vega de la Agencia Espacial Europea son fabricados por la empresa italiana Avio y operados desde la Guayana Francesa por la empresa francesa Arianespace. Se cree que el fallo en el despliegue ocurrió en el dispensador, un dispositivo acoplado a la etapa superior del cohete que se encarga de soltar los satélites en el momento indicado. El dispensador está fabricado por SAB. Avio y Arianespace están en proceso de divorcio desde noviembre.
Imágenes | INTA
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