Fue hace exactamente un año cuando India entró de lleno en la historia espacial al lograr aterrizar cerca del polo sur de la Luna el módulo de aterrizaje Vikram de Chandrayaan-3 y convertirse en el cuarto país en hacerlo. Luego, el rover Pragyan se dedicó a explorar el lugar de aterrizaje, una zona que le dio a los científicos una idea de la geología del satélite que aún no había sido muestreada. Ahora ha confirmado una de las teorías más famosas.
El hallazgo. Pragyan realizó 23 mediciones mientras rodaba a lo largo de una región de 103 metros de la superficie lunar, ubicada a 50 metros del lugar de aterrizaje de Chandrayaan-3, y lo hizo durante 10 días. Los datos del rover marcaron las primeras mediciones de elementos dentro del suelo lunar cerca de la región polar sur.
No solo eso. Al parecer, ahora sabemos que aquellas mediciones de Pragyan descubrieron que la mezcla particular de elementos químicos en el suelo lunar (o regolito) que rodeaban el módulo de aterrizaje eran relativamente uniformes. Dicho regolito estaba compuesto principalmente de un tipo de roca blanca llamada anortosita ferrosa. Como veremos a continuación, este hallazgo parece confirmar la idea de que un único océano de magma cubrió la Luna al inicio de su historia.
Una teoría de décadas. La muestra encontrada de ese tipo de roca blanda era muy similar a las muestras tomadas de la región ecuatorial de la luna durante la misión Apolo 16 en 1972. Por esa razón, los investigadores se centraron en análisis posteriores que han desembocado en un estudio publicado en la revista Nature.
Lo más importante: las muestras están ayudando a resolver los misterios que quedan sobre cómo ha evolucionado la luna a lo largo del tiempo, incluido cómo se formó durante los primeros días caóticos del sistema solar. Dicho de otra forma, la presencia de rocas similares en diferentes partes de la luna parece confirmar la hipótesis de décadas de antigüedad de que “la luna alguna vez estuvo cubierta por un antiguo océano de magma”, dijeron los autores del estudio.
Las teorías. Aunque existen muchas hipótesis sobre cómo se formó la luna, los expertos (en su mayoría) coinciden en que hace unos 4.500 millones de años, un objeto del tamaño de Marte o una serie de objetos se estrellaron contra la Tierra y lanzaron suficientes escombros fundidos al espacio para crear la luna. Las primeras muestras lunares recogidas durante la misión Apolo 11 en 1969 llevaron a la teoría de que la Luna fue una vez una bola de magma fundido.
Los casi 400 kilos de rocas y tierra lunares que las misiones Apolo trajeron a la Tierra a finales de los años 60 y principios de los 70 desmintieron las ideas de que la Luna era un cuerpo celeste atrapado en la gravedad de la Tierra, o el que decía que la Luna se formó junto con la Tierra a partir de los mismos escombros. Las muestras de rocas evidenciaron que la Luna se creó unos 60 millones de años después de que el sistema solar comenzara a formarse, según la NASA.
El océano de magma. Siguiendo esta línea del tiempo, un océano de magma persistió durante unos 100 millones de años, probablemente de cientos a miles de kilómetros, y a medida que este se enfrió, se formaron cristales en su interior. En este punto, se piensa que rocas y minerales como la recién descubierta anortosita ferrosa subieron a la superficie para formar la corteza lunar y las tierras altas, mientras que otros minerales más densos y ricos en magnesio como el olivino se hundieron en las profundidades, debajo de la superficie en el manto.
Como señalan en el trabajo, es importante tener claro que una cosa es la corteza lunar, que tiene un espesor promedio de aproximadamente 50 kilómetros, y otra el manto lunar debajo de ella, que puede alcanzar más de 1.300 kilómetros de profundidad.
Pragyan lo confirma. Y aquí volvemos al rover de India. Cuando Pragyan llevó a cabo su investigación de la composición química del suelo lunar, encontró esa mezcla de anortosita ferrosa y otros tipos de rocas, incluidos minerales como el olivino. El lugar de aterrizaje de Chandrayaan-3, llamado Shiv Shakti Point, estaba a unas 350 kilómetros del borde de la Cuenca Aitken del Polo Sur, considerada el cráter más antiguo de la Luna.
El equipo cree que el impacto de un asteroide creó la cuenca “hace unos 4.200 millones de años y desenterró minerales ricos en magnesio como el olivino, mezclándolos con el suelo lunar”, explicó el autor principal, Santosh Vadawale. De hecho, el siguiente paso será investigar más la presencia de estos minerales que probablemente se originaron en el manto de la luna y que, obviamente, nos permiten comprender y descifrar los orígenes y la evolución del satélite.
Imagen | NASA, APXSPOC, PRL
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