Boeing tiene que estar deseando que termine 2024, pero todavía le quedan varios meses. Al cúmulo de fatalidades y errores humanos que se han ido dando durante la primera mitad de año, se suma ahora un nuevo informe firmado por inspectores de la propia NASA. Al parecer, la construcción de la pieza clave para el ansiado regreso a la Luna no pasa los controles de calidad.
La noticia. Un informe de la Oficina del Inspector General (OIG) de la NASA publicado hace unas horas reveló el progreso de la versión 1B del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), el cohete que se espera que despegue en 2028 y lleve el equipo necesario para establecer una base en la Luna. Resulta que una parte clave de la nave es una nueva sección de refuerzo, una denominada Etapa Superior de Exploración (EUS), que aumentará la capacidad de carga del SLS en un 40%.
En el informe no solo deja en seria duda de que Boeing llegue a tiempo. Después de un estudio de dos años de las instalaciones de ensamblaje de la NASA en Nueva Orleans, los inspectores encontraron que el personal de Boeing cometió numerosos errores, incluyendo soldaduras deficientes en los tanques de oxígeno y virutas de metal y teflón en el interior del tanque de hidrógeno líquido. Esos fallos retrasaron el programa hasta siete meses.
Baja cualificación. El informe encontró un bajo nivel de habilidades entre los trabajadores de producción. No solo eso. La baja retención del personal fue otro problema que, según se desliza, se atribuye a dos factores: salarios inferiores a los estándares de la industria y la ubicación de la instalación en Nueva Orleans, lo que dificultó atraer trabajadores “de talento”.
"Según los funcionarios de Seguridad y Garantía de Misión de la NASA y los funcionarios de la DCMA en Michoud, los problemas de control de calidad de Boeing se deben en gran medida a que su plantilla no tiene suficiente experiencia en producción aeroespacial", afirma el estudio. "La falta de una plantilla formada y cualificada aumenta el riesgo de que el contratista siga fabricando piezas y componentes que no se ajusten a los requisitos de la NASA y a los estándares de la industria".
No llega a los estándares. Al parecer, Boeing recibió 71 solicitudes de “acciones correctivas” durante los dos años, una cifra mucho más alta de lo normal según la Agencia de Gestión de Contratos de Defensa (DCMA). Muchos de los errores que cometió Boeing fueron el mismo tipo de fallos de control de calidad que han afectado sus operaciones de fabricación de aviones comerciales: autocertificación de trabajos de mala calidad, no seguimiento de los trabajos para poder verificar las reparaciones y "condiciones ambientales inaceptables".
"Encontramos que el sistema de gestión de calidad de Boeing no cumple con los estándares de la industria en la producción de la etapa central", detalla el informe. "Dados los desafíos relacionados con la gestión de calidad de Boeing y su fuerza laboral, nos preocupa que estos factores puedan afectar potencialmente la seguridad del SLS y la nave espacial Orion, incluida su tripulación y carga".
La importancia de Block 1B. La nueva etapa superior de exploración, una segunda etapa más potente para el cohete SLS que hizo su debut a fines de 2022, es vista por la NASA como una pieza clave de su programa Artemis para que los humanos regresen a la Luna. El plan actual exige el uso de esta nueva etapa superior a partir del segundo aterrizaje lunar, la misión Artemis IV, actualmente programada para 2028.
Por tanto, estamos ante un programa de alto riesgo. Los tres primeros sistemas SLS del Block 1 llevarán tripulaciones estadounidenses a la Luna por primera vez en medio siglo y, si todo va bien, permitirán la creación de esa base en nuestro único satélite natural.
Sobrecostes. Actualmente, la estimación para la construcción del Block 1B por parte de la NASA es de alrededor de 5 mil millones de dólares, pero según los inspectores, esta cifra aumentará a alrededor de 5.7 mil millones de dólares debido a los sobrecostes y los cambios planificados en el programa.
Además, los costes de desarrollo del EUS se pronosticaron en 962 millones de dólares, pero desde entonces han aumentado a 2.800 millones de dólares para 2028. Una gran parte de ese cambio es atribuible a que la agencia aeroespacial desvió la financiación para cubrir los sobrecostes en el proceso de desarrollo de Artemis I.
Recomendación de sanciones. El inspector general de la NASA, obviamente, estaba preocupado por el control de calidad encontrado, así que recomendó que la agencia espacial instituyera sanciones económicas por el incumplimiento de Boeing. Sin embargo, en una respuesta al mismo, la administradora asociada adjunta de la NASA, Catherine Koerner, se negó a hacerlo.
"La NASA interpreta esta recomendación como una orden a la NASA para que instituya sanciones fuera de los límites del contrato", respondió. "Ya existen autoridades en el contrato, como las disposiciones sobre honorarios de adjudicación, que permiten ramificaciones económicas por el incumplimiento de las normas de control de calidad".
Y el ganador puede ser... Como explican en ArsTechnica, en un giro rocambolesco de la situación, es posible que el aumento de los costes acabe beneficiando a la propia Boeing, ya que se trata de “un contrato de más gastos que a su vez paga todos los gastos de Boeing, más una tarifa. Esto puede ayudar a explicar por qué un programa de desarrollo que originalmente se suponía que se completaría en 2021 probablemente no esté terminado hasta 2028, como muy pronto”, zanjan.
Imagen | NASA, RawPixel
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