Parece una más, pero la bonita flor de la imagen ha crecido a 400 kilómetros de la superficie terrestre. Para ser más concreto, esa flor espacial es una Zinnia, y está dentro de la Estación Espacial Internacional (ISS), bajo los cuidados de Scott Kelly.
El astronauta estadounidense compartió las imágenes el sábado, pero ya sabíamos que había estado muy encima de ella y de unas cuantas hermanas más que no han sobrevivido a las diferentes condiciones - excesiva humedad, limitado flujo de aire - que se establecen dentro de la nave.
Mientras la carrera espacial privada se rebana los sesos en crear cohetes reutilizables, en la NASA siguen con sus pruebas con seres vivos, no menos importantes. La zinnia ha crecido en un huerto en gravedad cero, pero no le falta ninguno de sus colores, tal y como lucirían sus hermanas terrestres originarias del sudeste estadounidense.
Es un paso más en el proyecto VEGGIE, desde el cual se estudian sistemas para criar vegetales en el espacio, y del que ya vimos florecer lechugas comestibles. Es vital para ser autosuficientes y queremos ir más allá de la luna. En él se utilizan sistemas de iluminación LED - rojo, verde y azul - para simular la luz del sol.
Nos cuentan que el trabajo para hacer florecer a la Zinnia es más complicado que el de las lechugas, ya que es la planta es mucho más sensible a los parámetros y luces del ambiente. El tiempo de crecimiento también es más largo, comprende de 60 a 80 días. La dedicación y estudio que han puesto para sacarla adelante puede servir para crear las primeras tomateras espaciales.
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