Un equipo estadounidense de investigadores ha anunciado el descubrimiento de cinco sistemas estelares únicos en su clase. Estos cúmulos de estrellas recién descubiertos tienen el aspecto de masas azules que denota su juventud. Su color es una de las cualidades que las hace únicas, junto al hecho de que se encuentran aisladas de otras galaxias. Estos sistemas han sido localizados en la región conocida como cúmulo de Virgo.
Sistemas estelares. El descubrimiento anunciado por la Universidad de Arizona a través de una nota de prensa y también publicado en el repositorio arXiv.org. Se trata de cinco sistemas estelares, los primeros descubiertos en su clase. Los sistemas estelares son semejantes a nuestro Sistema solar, solo que están formados por estrellas que orbitan un centro de gravedad común. Estos objetos no cumplen con las condiciones para ser considerados galaxias y tienen la característica de estar aislados.
Qué los hace únicos o distintos. Su situación aislada es una de sus características singulares puesto que se encuentran a al menos 300.000 años luz de posibles “galaxias progenitoras” en las cuales pudieran haber nacido las estrellas que conforman estos objetos.
Las estrellas que conforman estos objetos son jóvenes y de un color fuertemente azul. Contienen una cantidad relativamente escasa de hidrógeno atómico, el gas elemental del que surgen en primera instancia las estrellas (con un paso intermedio que es la formación de nubes de hidrógeno ya en estado molecular).
Michael Jones, quien lidera el estudio, explica que los sistemas no cuentan con hidrógeno a nivel atómico, pero sí molecular. Esto último lo saben puesto que en estos sistemas siguen formándose estrellas. En palabras de Jones, “La existencia de una mayoría de estrellas jóvenes y un número pequeño de señales de gas indica que estos sistemas han debido de perder su gas recientemente”.
El color de las estrellas. El color azul predominante es lo que delata a estos sistemas. Las estrellas azules suelen contar con más masa que las que desprenden tonos rojizos. Como consecuencia de esto las estrellas azules queman su combustible con más intensidad y mueren antes. Las galaxias más antiguas, muertas, tienen un color rojizo. En palabras de Jones, “estas estrellas azules son, básicamente, un oasis en el desierto”.
Como tirarse en plancha en una piscina. Todas estas observaciones han dado a los astrónomos pistas sobre cómo se formaron estos extraños objetos. Estas galaxias son ricas en metales (entendiendo por metales, explica el mismo Jones, como “cualquier elemento más pesado que el helio”). Esto da al equipo una pista sobre cómo se formaron, “a partir del gas que fue arrancado de una gran galaxia, puesto que los metales se forman a partir de episodios repetidos de formación de estrellas, y eso solo lo consigues en una galaxia grande”.
Hay dos formas en las que el gas puede ser arrancado de una galaxia. La primera es por el arrastre gravitatorio que se da cuando dos galaxias se acercan o colisionan, el “estirón de marea” o tidal stripping.
Para explicar la segunda, la de la presión de arrastre, Jones recurre a una analogía: “es como si te tiraras en plancha a una piscina”. En la analogía una galaxia se “tira en plancha” contra un cúmulo llego de gas caliente. Cuando se da este fenómeno el gas de la galaxia se queda atrás.
Un futuro aún más aislado. Esta última teoría explica mejor su aislamiento ya que es un fenómeno más abrupto y requiere menos tiempo, lo que explica la distancia entre estos objetos y las galaxias más cercanas. El equipo de astrónomos explicó que algún día estos sistemas de estrellas irán desintegrándose en pequeños grupos de estrellas y se irán desperdigando por el cúmulo de Virgo, la región del Universo en la que se encuentran.
El equipo cree que esta teoría del “planchazo galáctico” puede ayudar a explicar otros fenómenos astronómicos como el motivo por el que tantas galaxias tienen una forma espiral.
Estas masas azules no son los únicos descubrimientos curiosos que han llamado la atención de los astrónomos últimamente, como anillos brillantes de tamaño descomunal o señales que nos llegan con frecuencia regular. A esto hay que añadir el misterio de las ráfagas rápidas de radio (FRB) que siguen trayendo la atención de los astrónomos del mundo.
Imagen | Michael Jones
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