El disco que conforma la vía Láctea tiene un diámetro de unos 100.000 años luz. Sin embargo no podemos simplemente decir que ese es el tamaño de nuestra galaxia. Existe un elemento que la hace (notablemente) más voluminosa. Se trata del “halo”. Un elemento aún hoy casi desconocido.
Más que una nube difusa. Contrario a lo que su nombre parece indicar, este halo contiene más que gas, o polvo. En este extrarradio galáctico pueden encontrarse estrellas. Y de hecho los astrónomos lo hacen de vez en cuando.
El año pasado, por ejemplo, un equipo de investigadores de la Universidad de California en Santa Cruz se topó con nada menos que 200 estrellas en esta región. Se trataba de estrellas variables RR Lyrae.
Algunas de ellas se encontraban a alrededor de un millón de años luz de nuestro sistema solar. Esto es casi la mitad de la distancia a la que se encuentra Andrómeda, la galaxia más cercana a la nuestra (excluyendo a las galaxias satélite). De hecho, si tenemos en cuenta sus respectivos halos, puede decirse que nuestra galaxia prácticamente se “roza” con la vecina.
El halo galáctico. El halo de nuestra galaxia cuenta con una densidad notablemente baja de estrellas. Tan baja que que la masa estelar de este resulte ínfima comparada con la masa del disco espiral en el que nos encentramos, pese al hecho de que su volumen sea notablemente mayor.
Sin embargo, la masa estelar es solo parte de la historia. Según el análisis de este halo galáctico, si tenemos en cuenta la materia oscura, la masa total del halo pasa a ser mayor que la masa total del interior galáctico.
Alumbrando la oscuridad. El descubrimiento de las variables RR Lyrae supuso un avance sobre lo que sabemos de esta estructura galáctica. Como señalaba el equipo responsable del hallazgo, hasta su descubrimiento se estimaba que el halo debía de extenderse a lo largo de un millón de años luz (300 kiloparsecs) aproximadamente.
La naturaleza “pulsante” de las RR Lyrae permitió al equipo utilizarlas como “candelas estándar”, es decir, como referencia para la distancia. Las 200 estrellas halladas por el equipo se encontraban a distancias de entre 20 y 300 kiloparsecs de nuestro sistema solar, es decir, a más de un millón de años luz de nuestra posición en el disco central de la Vía Láctea.
Los detalles y resultados preliminares del estudio fueron presentados en 2023 en la conferencia de la American Astronomical Society y más recientemente, en forma de preprint, a través de la plataforma ArXiv.
Las estructuras ocultas. El halo galáctico es una de las varias estructuras de nuestra galaxia que han permanecido ocultas o semiocultas a lo largo de décadas de observación. Un ejemplo son las “burbujas de rayos gamma” descubiertas extendiéndose en el eje norte-sur de nuestra galaxia. Otro ejemplo más reciente es el de las estrellas remanentes de colisiones con galaxias ya desaparecidas tras haber pasado a unirse a la nuestra.
El halo mismo no deja de sorprendernos. Otro estudio reciente, por ejemplo, señaló que, contrario a lo que creíamos hasta entonces, esta estructura parecía no tener una forma esférica sino oblonga. Las estrellas del halo incluso han servido a los astrónomos a ejercer de arqueólogos en el estudio de la historia de nuestra galaxia.
En Xataka | Los astrónomos acaban de descifrar un enigma de más de medio siglo: el del plano supergaláctico
Imagen | NASA, ESA, and A. Feild (STScI)
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