La actualidad nos ha obligado a hablar en distintas ocasiones de colonias espaciales porque es una intención clara de empresas y organizaciones (sí, uno de ellos es Musk). Pero más allá de que la tecnología permita llegar y sobrevivir en inhóspitos astros, está el hecho de tener que construir habitáculos y por ello los astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS) han logrado hacer cemento en el espacio.
Es un pequeño paso hacia la construcción de infraestructura en otros planetas o satélites, dado que las condiciones son muy distintas y también los materiales. Pero con este trabajo han confirmado la hipótesis de que es posible obtener cemento en condiciones de microgravedad, si bien hay que ver la resistencia del mismo porque la estructura resultante es bastante distinta del terrestre.
El método de siempre con receta distinta: y se hicieron las burbujas
Hace un tiempo hablábamos sobre nuestro desconocimiento acerca de cómo construir una colonia en el espacio partiendo de la base de que el primer y principal escollo era precisamente obtener cemento. Hacerlo requiere agua y no es un elemento que esté presente en la Luna o en Marte (al menos como nos sería útil), pero sobre todo lo que había que comprobar es que las condiciones del espacio permitirían su solidificación.
Lo que han logrado en la NASA forma parte de uno de tantos experimentos que llevan a cabo en la estación espacial, llamado "Microgravity Investigation of Cement Solidification" (investigación de la solidificación del cemento en microgravedad). En realidad el proceso no dista mucho del estándar, mezclando los componentes del cemento (silicato de calcio y cal en este caso) y agua, aunque en este caso la mezcla se dejaba hidratar hasta 42 días.
El resultado: que la mezcla de cemento hecha en condiciones de microgravedad puede solidificar tal y como lo hace en la Tierra. Pero, eso sí, el cemento espacial tiene unas propiedades microscópicas propias distintas del terrestre.
Explican los investigadores que la falta de gravedad hace que el cemento tenga una densidad uniforme a diferencia de la estructura por capas que adquiere en la Tierra (debido a la gravedad). Esto, según Aleksandra Radlinska (autora del estudio) debería hacerlo más fuerte.
Pero por otro lado queda más poroso al almacenarse más aire, ya que las burbujas de aire que saldrían a la superficie en la Tierra quedan en el interior, lo cual también influye en la fuerza del material. De este modo, los científicos se han encontrado dos características distintas y a su vez contrarias, por lo que tendrán que realizar los análisis microestructurales para salir de dudas.
A falta de saber si el cemento resistiría a todo, como en la fábula
Aunque como explicamos no es nada práctico hacer cemento en el espacio, con esta investigación se ha conocido mejor el comportamiento de esta mezcla en el espacio, con la intención de que las pruebas posteriores puedan resolver las dudas que plantea el confiar en este material en la Luna u otros lugares sometidos a fuertes radiaciones y condiciones muy distintas a las de la Tierra. Radlinksa considera que la única manera de proteger humanos y equipo de esto es la construcción de infraestructuras, pensando en un futuro hormigón espacial.
La idea es que los componentes (al menos no todos) no tengan que venir de la Tierra y que el cemento pueda mezclarse recurriendo a elementos del terreno (por ejemplo, de regolitos de la Luna). De hecho, comenta Radlinska que hay trabajos centrados en el uso de este material, el cual está relacionado también con la extracción de helio-3 lunar (porque representa una barrera).
Probada la hipótesis de que puede obtenerse cemento en microgravedad, queda ver la resistencia del mismo y atajar otros problemas como esa falta de agua que comentábamos. Habrá que ver si la solución no va tanto por pastar el cemento "tradicional" como en la búsqueda de obtener cemento sin agua.
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