En el IES Pablo del Saz, un instituto público de Marbella alejado de los colegios privados de la ciudad, el profesor Javier Cáceres imparte la clase de Astrobiología. Es el primer instituto de España que ofrece esta asignatura.
"Como materia oficial de secundaria, se imparte fundamentalmente en Estados Unidos, Inglaterra, Australia y el centro de Roma", explica Cáceres. "Lo introdujimos de forma oficial, con permiso de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, hace tres años".
En los últimos días, cámaras de televisión y reporteros de periódicos locales han deambulado por el centro para hablar con sus jóvenes alumnos. Cuatro de ellos hicieron un descubrimiento sobre el Sol por el que un científico importante de la NASA ya los ha felicitado.
Cómo es la asignatura de Astrobiología
Con el atractivo de las clases prácticas (usar telescopios, tocar meteoritos reales...), la demanda de Astrobiología en el Pablo del Saz supera la oferta de plazas, que es de unos 25 alumnos.
"La mitad del grupo, diría que un poquito más, son niñas, y aproximadamente el 40% son niños".
Cáceres se formó como astrónomo después de estudiar Física en Granada y pasar por el CSIC. Tras una época de profesor en California y Tennessee, llegó a la educación pública de Andalucía con algunas propuestas.
La asignatura de Astrobiología, que originalmente se creó para primero y segundo de la ESO, ahora se imparte únicamente en primero. "Son niños más receptivos y tienen más inquietud ante estas grandes preguntas que siempre han existido en la historia de la humanidad", dice Cáceres.
Los niños descubren primero la inmensidad del universo, observando grandes supercúmulos galácticos con el telescopio. Luego conocen mejor el vecindario, nuestro sistema solar, y oyen hablar de lunas con agua congelada que podrían albergar bichos bajo el hielo.
Entonces repasan las teorías de cómo surgió la vida en la Tierra y manosean meteoritos de distinto tipo que se van pasando entre ellos. Finalmente, montan debates sobre la existencia de vida extraterrestre e imaginan qué ocurriría si un día nos visitase una civilización alienígena.
"Creemos que hemos descubierto algo"
Un ejercicio práctico que se ha vuelto especialmente interesante este año, con el Sol llegando a un nuevo máximo en su ciclo de actividad magnética, es la de contar manchas solares.
Los alumnos observan las manchas a través de la ventana con un telescopio equipado con un filtro solar. Luego las dibujan en un papel y las comparan con dibujos de cursos anteriores. En 2021, el Sol tenía una manchita o dos. Este año, los alumnos han visto entre 15 y 20.
¿Por qué el ciclo solar dura siempre unos 11 años? ¿Por qué no ocurre de forma caótica o aleatoria? No hay una respuesta concreta, pero el profesor Cáceres planteó la pregunta como deberes de clase. Y sí que obtuvo una respuesta concreta.
"Un día me vienen a la sala de profesores. 'Unos niños te buscan porque dicen que tienen algo interesante sobre las manchas solares', me dicen. Y me encuentro a cuatro niños con documentos llenos de datos", cuenta Cáceres. "Habían buscado órbitas, excentricidades, gravedades, el plasma del Sol. Habían estudiado un montón de cosas en un grupito. Y vienen y me dicen: 'profesor, creemos que hemos descubierto algo'".
Los niños descubrieron que Júpiter, que es el planeta más grande que orbita el Sol, tarda 11,86 años en darle la vuelta a la estrella.
"Me meto en Wikipedia para comprobarlo. Esa coincidencia me atruena", relata Cáceres. "Les digo: 'pues chicos, muy bien, tenéis un positivo', y esa noche empiezo a llamar a astrónomos de medio mundo, en Estados Unidos, en el Instituto de Astrofísica de aquí de Granada... y les pido que me manden algún paper sobre el tema".
Una felicitación de la NASA
"Todo astrónomo que ha osado a decir que un planeta puede afectar al Sol de alguna manera ha sido ignorado o tachado de que no tiene ni idea", dice Cáceres. "Pero hay un par de investigaciones de los últimos dos o tres años con las que gente de la NASA, gente de Alemania, de Francia... está empezando a tomárselo más en serio".
La deducción de los niños no solo sorprendió a su profesor. Frits Paerels, del Laboratorio de Astrofísica de la Universidad Columbia, se enteró esa noche del hallazgo a través de Cáceres y se lo contó a Caleb Scharf, el científico principal de astrobiología en el Centro de Investigación Ames de la NASA. Impresionado, Scharf extendió una felicitación a los alumnos.
"Los niños no tienen datos ni instrumentos para verificar eso, pero su hipótesis y su teoría es muy lógica y merece un estudio más profundo", dice Cáceres. "Como bolita que gira en torno a una estrella, todo lo que nos pasa está ligado al astro que nos rige, que es el Sol".
La asignatura de Astrobiología, con su visión "desde arriba" de lo que ocurre en la Tierra, enseña a los niños de este instituto público que desde las glaciaciones hasta las hambrunas por falta de cosechas han tenido que ver con el Sol. Y que hoy en día algunos productos de la cesta de la compra están muy caros por cómo el Sol incide en nuestro clima.
"Los niños tocan un meteorito que saben que viene de otro mundo y eso llama la atención. Por eso damos teoría, pero también práctica. Ver, tocar, medir tus propias cosas. Si los niños de Astrobiología de hace tres años no hubiesen medido las manchas del Sol, los de este año no habrían tenido esos datos para comparar".
¿Cómo ha celebrado el profesor de Astrobiología el logro de sus alumnos? "Comiendo una paella al sol. Hoy hace sol en Marbella, ese sol que nos ha iluminado para que esta noticia sea realidad".
Imágenes | Javier Cáceres
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