El acceso al espacio ha dejado de ser un privilegio reservado únicamente para un pequeño puñado de países y sus agencias agencias espaciales. Desde hace años que el sector privado, que tiene sus propias ambiciones, busca desarrollar sus propios proyectos, algunos de los cuales han empezado a despegar en las últimas décadas.
SpaceX, de Elon Musk, revolucionó el transporte espacial al reducir drásticamente los costes por lanzamiento y consiguió colocar hombres en el espacio, entre otros logros. Blue Origin, de Jeff Bezos, quiere seguir la estela de esta última compañía e incluso superarla. ¿Su idea más grande? La estación espacial privada Orbital Reef.
Una estación privada en órbita
En la actualidad, cuando hablamos de estaciones espaciales la conversación gira en torno a la ISS, que ya tiene un plan de jubilación, la Tiangong de China, que todavía está en construcción, y ROSS, el proyecto ruso que de momento solo tiene una maqueta. Pero el sector privado también quiere su cuota de protagonismo.
Hace aproximadamente un año, Blue Origin y Sierra Space anunciaron la próxima construcción de la estación espacial Orbital Reef. Un espacio en órbita para un máximo de diez personas que serviría para hospedar a turistas, que disfrutarían de las privilegiadas vistas del espacio, y sería el eje de investigaciones científicas en microgravedad.
La idea de construir una estación espacial puede ser muy buena, pero como en todos los proyectos de tal magnitud se deben superar varios desafíos antes de empezar a ver resultados tangibles. En este sentido, Blue Origin y Sierra Space acaban de recibir una aprobación elemental para continuar con el desarrollo.
Este mes la NASA completó la revisión de definición del sistema (SDR) de la estación espacial Orbital Reef. La SDR consistió en examinar en profundidad la propuesta de Blue Origin y Sierra Space para evaluar si esta es factible. El resultado, afortunadamente, fue positivo. Es decir, Orbital Reef tiene el visto bueno de la NASA para seguir su camino.
“Este SDR hace avanzar a Orbital Reef”, dijo Brent Sherwood, vicepresidente senior de Programas de Desarrollo Avanzado de Blue Origin, en un comunicado. “Estamos satisfaciendo las necesidades del mercado comercial y los requisitos de la NASA. Orbital Reef cambiará el juego para los vuelos espaciales tripulados en la órbita terrestre”, añadió.
Ahora que SDR ha concluido, el equipo del proyecto puede pasar a la siguiente fase. Sabe que el trabajo realizado hasta ahora cumple con los requisitos funcionales y de rendimiento exigidos por la NASA, incluida la interoperabilidad de componentes. Es decir, todavía no estamos ante el diseño final de la estación espacial y puede que en los próximos pasos muchas cosas cambien.
Orbital Reef, sin embargo, no es la única iniciativa privada de este tipo. De hecho, forma parte del programa Destinos comerciales de órbita terrestre baja (CLD, por sus siglas en inglés), que es compartido por otros dos proyectos. Blue Origin y Sierra recibieron un incentivo de 130 millones para su proyecto; Nanoracks 160 millones y Northrop Grumman 125 millones.
La NASA busca impulsar el desarrollo de conceptos de estaciones espaciales, como el que hemos visto hoy, para cimentar sus planes a largo plazo del desarrollo espacial comercial. Según la hoja de ruta actual, las primeras estaciones espaciales privadas deberían estar listas a finales de esta década, pero tengamos en cuenta que muchas veces las fechas establecidas inicialmente son demasiado ambiciosas.
Imágenes | Orbital Reef
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