Quedan pocas horas para el tercer lanzamiento de prueba de Starship y el gigantesco cohete con el que SpaceX quiere conquistar Marte está listo, a falta de la licencia de vuelo (que debería llegar hoy). Los dos prototipos que volarán en esta prueba, la Starship 28 y el Super Heavy Booster 10, presentan mejoras importantes para evitar un final explosivo.
Por qué explotó la última Starship. Aunque saliera mucho mejor que el primer vuelo, el segundo lanzamiento de Starship acabó igualmente en la explosión de ambas etapas del cohete, esta vez por separado. El propulsor Booster 9 estalló después su maniobra de giro por el movimiento de los propelentes, que provocó un bloqueo en un filtro de oxidante y una caída de presión en el suministro de oxígeno líquido a los motores.
Por su parte, la Starship 25 estaba programada para purgar el excedente de oxígeno líquido en sus depósitos antes de iniciar su trayectoria de caída libre, en la que recorrería dos tercios de la circunferencia de la Tierra para reentrar cerca de la costa de Hawái. El oxígeno desencadenó un incendio que hizo que se perdieran las comunicaciones, fallaran los motores y acabara activándose el sistema de terminación de vuelo.
Mejoras en el propulsor Super Heavy. Para evitar que vuelva a explotar después de la maniobra de giro, SpaceX ha implementado siete mejoras en el nuevo propulsor Booster 10. Las más importantes son un sistema de filtrado más fiable, nuevas estructuras deflectoras para evitar que el oxígeno líquido chapotee en el interior de los tanques y un diseño nuevo para las tapas de los tanques de propelentes, llamadas domos.
En cuanto al exterior del Super Heavy, SpaceX ha revertido un cambio de diseño en las aletas de rejilla: las superficies móviles que le permiten estabilizarse y maniobrar en el aire y que tienen un papel fundamental en el giro del cohete. El resto de cambios importantes son actualizaciones de software y depuraciones en los algoritmos que controlan los motores.
Mejoras en la nave Starship. La nueva nave S28 tiene 10 mejoras respecto a la S25. Cambios en el ensamblaje (se fabricó de arriba hacia abajo, sujeta a una grúa), nuevos actuadores eléctricos para el control vectorial de empuje de los motores (que funcionaron muy bien en el Super Heavy en comparación con los hidráulicos) y novedades en la purga de oxígeno y la protección térmica (para reducir el riesgo de incendio).
Otro cambio interesante es que cuatro antenas Starlink en lugar de una, para mejorar la comunicación con los controladores de tierra. La conexión con los satélites Starlink no solo permite enviar datos de telemetría desde la nave, sino también imágenes de alta resolución.
En el exterior, se aprecian diferencias en las salidas de oxígeno, nuevas varillas en las aletas para descargar la electricidad estática, refuerzos estructurales en las aletas traseras y, por primera vez, una puerta en la bahía de carga que se abrirá en plena vuelo.
Mejoras en la plataforma de lanzamiento. Aunque no tiene relación con los incidentes del segundo vuelo, SpaceX también ha mejorado la plataforma de lanzamiento y toda la infraestructura de tierra llamada "etapa cero". En el último ensayo, estas mejoras redujeron los tiempos de carga de combustible a la mitad (unos cuarenta minutos).
Durante el tercer vuelo, SpaceX probará, además de la apertura de la bahía de carga, la transferencia de oxígeno líquido entre tanques y el reencendido de un motor Raptor a velocidad casi orbital para reentrar en el océano Índico. Si la FAA o el viento no fuerzan un retraso, Starship despegará el jueves a sobre las 12:00 UTC.
Imágenes | SpaceX
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