No todo en el campo es orégano. Y no todo en materia de telescopios espaciales se reduce al gigantesco, millonario y sobre todo prometedor James Webb. A la espera de que el sucesor del Hubble despegue desde Kouro, en la Guayana Francesa, el próximo 22 de diciembre —eso, claro, si no hay un nuevo contratiempo—, los astrónomos se frotan ya las manos con las posibilidades de la nueva misión de la NASA: Imaging X-ray Polarimetry Explorer (IXPE), lanzado la madrugada del jueves (hora local) desde Florida y a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9.
Su misión —como recoge la propia agencia estadounidense en un comunicado— es medir la polarización de los rayos X de “los objetos más extremos y misteriosos del universo: restos de supernovas, agujeros negros supermasivos y docenas de otros objetos de alta energía”.
Objetivo: ampliar la comprensión del universo
“Junto con nuestros socios en Italia y en todo el mundo, hemos agregado un nuevo observatorio espacial a la flota que dará forma a nuestra comprensión del universo en los próximos años. Cada nave espacial de la NASA se elige cuidadosamente para apuntar a observaciones que permitan nueva ciencia e IXPE nos mostrará el universo violento que nos rodea, como las estrellas en explosión y los agujeros negros en el centro de las galaxias, de formas que nunca hemos podido ver”, destaca Thomas Zurbuchen, de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA.
Por lo pronto, los primeros pasos de la misión IXPE invitan al optimismo… o a la tranquilidad, como mínimo. La agencia estadounidense confirma que el despegue desde el Centro Espacial Kennedy fue un éxito e IXPE entró en órbita alrededor del ecuador de la Tierra a una altitud de alrededor de 372 millas, unos 600 kilómetros, sin contratiempos. Cuarenta minutos después del lanzamiento los operadores estaban recibiendo ya los primeros datos de telemetría de la nave espacial.
El primer paso: desplegar su capacidad
IXPE incorpora tres telescopios espaciales de última generación dotados de detectores especiales sensibles a la polarización, una propiedad de la luz —como detalla la NASA— que puede aportar información a los expertos sobre el entorno del que procede. Los técnicos esperan que IXPE complete la labor desarrollada con otros telescopios, como el Observatorio de rayos X Chandra. Según precisa The New York Times, durante una primera fase que durará varias semanas, IXPE permanecerá a alrededor de 340 millas de la Tierra. Durante ese tiempo desplegará su instrumental científico y probará su equipo, paso inicial para arrancar una misión que durará dos años.
Una de las principales características de IXPE será precisamente su uso de la polarimetría de rayos X, lo que permitirá a los astrónomos observar la dirección del movimiento ondulatorio de sus partículas. Cada uno de los tres telescopios está dotado de 24 espejos concéntricos.
No será la primera vez que la NASA intente recabar información con polarimetría de ratos X. The New York Times recuerda cómo en 1971 una misión experimental realizó breves observaciones de polarización de rayos X de la nebulosa del Cangrejo. En los 90 hubo otro intento, de la mano de los expertos rusos, pero la misión acabó interrumpida por el colapso de la URSS. “Hemos esperado mucho tiempo para tener una misión de polimetría”, reconocían desde la NASA al rotativo.
Imagen de portada | NASA
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