La pista se encuentra en un cúmulo de estrellas situado en nuestra galaxia llamado 47 Tucanae
Conocemos dos tipos de agujeros negros. Por un lado están los agujeros negros de masa estelar, aquellos que surgen tras la muerte de las estrellas de mayor masa; por otro, los agujeros negros supermasivos, cuyo rasgo más significativo (como su propio nombre indica) es su enorme masa. Entre unos y otros, tan solo el vacío.
Quizás, hasta ahora.
En gran detalle. Un equipo internacional de astrónomos ha creado la radioimagen más detallada hasta la fecha de un cúmulo globular, un grupo de estrellas que orbitan alrededor de un núcleo conformando una suerte de esfera en sus órbitas.
El cúmulo en cuestión, 47 Tucanae, se encuentra en la Vía Láctea, a unos 15.000 años luz de nosotros. Este cúmulo es, además, uno de los más masivos de nuestra galaxia, con más de un millón de estrellas. Su denso núcleo lo convierte en el segundo cúmulo globular más brillante en el cielo nocturno.
Una señal misteriosa. Más allá de este mapa de las estrellas, las observaciones de este clúster dejaron un sorprendente hallazgo, el de una señal de radio nunca antes detectada, cuyo origen está en el centro del cúmulo. Aún no sabemos qué es lo que causó esta señal, pero entre las hipótesis se encuentra la posibilidad de que esta sea la primera vez que nos encontremos ante un agujero negro de masa intermedia.
Distintas hipótesis. El equipo responsable del hallazgo considera varias hipótesis que podrían explicar la misteriosa señal. Quizás la más interesante la de que nos encontremos ante el primer agujero negro de estas características jamás observado, un agujero negro con una masa intermedia entre la que presentan los agujeros negros estelares y los supermasivos.
Esta posibilidad no es descabellada, ya que la posibilidad de que este tipo de agujeros existieran en el centro de los cúmulos globulares había sido ya propuesta anteriormente. Esta sería, sin embargo, la primera observación de uno. Si es que llegamos a confirmar de que estamos precisamente ante uno de estos agujeros.
Una explicación alternativa barajada por los responsables del estudio es que nos encontramos ante un púlsar: una estrella de neutrones que rota de forma periódica, emitiendo así señales pulsantes. Esto, explican los responsables del estudio, también resultaría un hecho interesante, no en sí mismo, sino porque este hipotético púlsar podría ayudarnos a encontrar el agujero negro propuesto.
Radioimagen. La imagen de 47 Tucanae producida por los astrónomos se creó gracias a 450 horas de observaciones realizadas por los radiotelescopios del Australia Telescope Compact Array (ATCA). Esta red de radiotelescopios cuenta con seis antenas de 22 metros y está situada en la región de Nueva Gales del Sur.
Los detalles del estudio fueron publicados recientemente en la revista The Astrophysical Journal.
Cruce entre generaciones. Haber conseguido el nivel de detalle alcanzado en esta imagen no fue una tarea fácil para los responsables de este trabajo, pero las ramificaciones son importantes. Observatorios como el Square Kilometre Array (SKAO) pronto entrarán en funcionamiento, poniendo en marcha una nueva generación de radiotelescopios dispuestos a sondear en espacio que nos rodea.
Pero entretanto los astrónomos logran exprimir el rendimiento de las generaciones presentes de telescopios hasta límites insospechados.
“Hemos logrado una ciencia casi al nivel del SKA con la presente generación de telescopios, combinando cientos de horas de observaciones para revelar los detalles más tenues”, explicaba en una nota de prensa Arash Bahramian, uno de los responsables del estudio. “Esto nos da un atisbo de las emocionantes capacidades de alcanzará la nueva generación de radiotelescipios cuando sean conectados”
Imagen | Alessandro Paduano et al., 2024 / Australia Telescope Compact Array
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