Llevamos mucho tiempo hablando sobre los posibles efectos devastadores de una enorme tormenta solar, pero la ausencia de este tipo de fenómenos en las últimas décadas no debe hacernos bajar la guardia. De hecho, cada vez tenemos más evidencia de eventos pasados que nos invitan a estar alerta y, sobre todo, preparados.
Hace 164 años, precisamente en 1859, el evento “Carrington” causó serios problemas a nivel de comunicaciones al afectar masivamente los sistemas de telégrafos de América del Norte y Europa. En la actualidad, si tenemos presente nuestra gran dependencia digital, un escenario similar podría tener consecuencias mucho más severas.
La tormenta solar más grande de la historia
Si retrocedemos aún más en el tiempo, nos encontramos con eventos mucho más potentes que el Carrington, como los Miyake de los años 774 y 993 d.C. Pero no son los únicos. A esto debemos añadirle el recientemente descubierto del año 12.350 a.C, que está relacionado a la tormenta solar más grande de la historia (identificada hasta el momento).
La clave para identificar este último evento, que se cree fue el doble de potente de los ocurridos en los siglos VIII y X, no ha sido otro que el carbono-14. Un equipo de científicos del Collège de France, CEREGE, IMBE, la Universidad de Aix-Marseille y la Universidad de Leeds midió los niveles de radiocarbono en árboles de los Alpes franceses.
Para llevar a cabo el análisis, los investigadores cortaron los troncos de los árboles (catalogados como subfósiles) en pequeños anillos individuales. ¿El resultado? Un pico en los niveles de radiocarbono que ocurrió hace unos 14.300 años que, comparado con mediciones paralelas de berilio, sugiere que el mismo fue causado por una enorme ráfaga de partículas energéticas que impactaron con la Tierra.
En otras palabras, una tormenta solar de grandes proporciones. Los investigadores no dudan en advertir que es elemental comprender los riegos de un futuro evento de estas características. Entre las posibles afectados señalan problemas en los sistemas de telecomunicaciones y redes eléctricas que podrían extenderse durante meses.
Hasta el momento, los científicos han detectado nueve eventos Miyake aunque, como decimos, el identificado recientemente es el más grande de la historia. Ahora bien, todos tienen algo en común desde el punto de vista científico: nunca hemos podido observarlos directamente con nuestros instrumentos, por lo que queda mucho por aprender.
Los esfuerzos por comprender las dinámicas del Sol y su influencia sobre la Tierra se remontan al siglo XVII, con el análisis de las manchas solares, pero la ciencia ha avanzado enormemente desde aquellos tiempos. No solo tenemos instrumentos avanzados para estudiar el Sol desde la Tierra, sino que hemos enviado misiones tan ambiciosas como la Sonda Parker para estudiarlo in situ.
Imágenes: Universidad de Leeds | NASA
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